El comité de crisis pandémica de la Organización Mundial de la Salud (OMS) acordó anoche que, a partir de ahora, sus alertas sobre la expansión del nuevo virus A/H1N1 no aludirán exclusivamente a la expansión geográfica de la infección, como se ha hecho hasta ahora, sino que puntualizarán el nivel de gravedad de la epidemia. Aplicando esta decisión a la situación de la nueva gripe, el vicepresidente de la OMS, Keiji Fukuda, informó de que el mundo permanece en situación de alerta prepandémica 5 frente al A/H1N1 --el 6 equivale a pandemia--, pero puntualizó que la infección es "moderada". La gravedad de la epidemia se establecerá en tres niveles: leve, moderado y severo o grave.

La extensa propagación del nuevo virus A/H1N1, que ha afectado a 22.000 personas de 69 países, puede conducir a que la OMS, aplicando su propio reglamento, eleve en los próximos días al nivel 6 la fase de alerta, que dicha norma prevé declarar cuando más de tres regiones del planeta sufren una infección masiva causada por un nuevo virus. Ese criterio ya se cumple.

MIEDO AL MIEDO Si la declaración de pandemia no se ha producido ya es por la intensa presión en contra que han ejercido influyentes gobiernos de los 193 que integran la OMS. Temen que dicho anuncio dispare una desproporcionada alarma social, que no se corresponderá con lo que los ciudadanos observen en sus propias familias. Como se ha comprobado hasta ahora, el nuevo virus se propaga con enorme eficacia, pero esa circunstancia no está alterando la vida cotidiana de los países afectados.

Esta situación no estaba prevista por los científicos de la OMS. Históricamente, las pandemias causadas por virus nuevos han resultado ser devastadoras, tanto por la gravedad de las infecciones causadas como por su alta mortalidad. En principio, cuando la población entra en contacto con un virus nuevo, que su sistema inmunológico desconoce, es esperable que se produzca una infección masiva y grave. El A/H1N1 es un virus nuevo, pero, de momento, solo cumple con el primer supuesto: su expansión es masiva.

Lo que los científicos temen es que el nuevo virus complete, o prosiga, su evolución en las próximas semanas o meses mezclándose con otros microorganismos, el virus de las aves H5N1 entre ellos, y que sume, a su capacidad de difusión, la elevada letalidad de la gripe aviaria, que en su brote asiático del 2006 acabó con la vida de un 60% de los infectados.

Los responsables de la OMS se esforzaron ayer en advertir que es "inminente" el anuncio de la primera pandemia vírica del siglo XXI. El organismo sanitario confirmó, asimismo, su recomendación de que los laboratorios farmacéuticos mantengan la producción prevista de la vacuna antigripal diseñada para el invierno en el hemisferio norte; es decir, la misma vacuna de siempre.