Los comités de Salud Pública de las autonomías españolas, junto con los de la Organización Mundial de la Salud (OMS), analizan estos días el perfil de las personas infectadas por la gripe A, con el fin de decidir a qué población deben destinarse las dosis de la nueva vacuna que cada país pueda conseguir.

"La OMS aún no ha definido qué debemos considerar población vulnerable, y hasta que no concrete ese aspecto, no sabremos cómo distribuir la nueva vacuna", afirmó Antoni Plasencia, director general de Salud Pública en Cataluña. "Seguiremos criterios distintos a los que aplicamos con la gripe estacional --añadió--. Cada otoño ofrecemos la vacuna a los mayores de 65 años, pero lo más probable es que la nueva vacuna se dirija a una población más joven".La vacuna convencional se administrará, como siempre, a partir del próximo 1 de octubre. La nueva se distribuirá cuando los laboratorios productores dispongan de ella.

De la nueva gripe preocupa más la incertidumbre sobre su evolución futura que la agresividad que hasta ahora ha demostrado. La realidad presente la limita a una infección vírica respiratoria muy leve y un índice de letalidad inferior al 0,6%. Causa la muerte a cinco de cada 1.000 infectados, frente a los virus gripales de cada invierno, que tienen un índice de mortalidad superior al 1,5%.

La gripe de cada invierno es mortal para cerca de 4.000 españoles. Los virus gripales matan a más de 500.000 personas cada año en todo el mundo. En la temporada gripal de diciembre del 2008 a marzo del 2009 sufrieron la infección respiratoria cerca de tres millones de españoles. Desde que el 26 de abril se inició en España la epidemia causada por el virus A/H1N1 han enfermado 717 personas.