El piloto de las negociaciones de la ONU sobre cambio climático, Yvo de Boer, dio ayer por hecho que la próxima cumbre que se celebrará en Cancún (México) a finales de noviembre no concluirá con un acuerdo plenamente satisfactorio. "No creo que salga un resultado final, sino que necesitaremos muchas más rondas de negociación", afirmó De Boer. La próxima conferencia se celebraría en Suráfrica al año siguiente. El diplomático holandés anunció recientemente que el próximo mes de julio dejará su cargo de secretario ejecutivo de la Secretaría de Cambio Climático de la ONU.

Los delegados de 170 países se reunieron el pasado fin de semana en Bonn (Alemania) para tratar de encontrar un acuerdo sobre cómo desarrollar e impulsar los pobres acuerdos alcanzados el pasado diciembre en la reunión de Copenhague. "Si en Cancún asistimos a otro fracaso, será un golpe muy duro y supondrá una pérdida de confianza en la eficacia del proceso", añadió De Boer. En este sentido, la directora de la Oficina Española de Cambio Climático, Alicia Montalvo, dijo que la cumbre de Bonn había servido al menos para "restablecer la confianza". Entre otros aspectos, en la ciudad alemana se trató de esbozar un calendario de actividades para los próximos meses

SURAFRICA, 2012 De Boer afirmó que se contentaría con que en Cancún se logre una "arquitectura funcional" en la lucha contra el cambio climático, aunque asumió que un acuerdo jurídicamente vinculante no estará listo para ser ratificado hasta la siguiente cumbre de Suráfrica, en el 2012. Hasta que eso suceda, el representante de la ONU dijo que se han de impulsar medidas de asistencia a los países más vulnerables, incluyendo transferencia de tecnologías verdes y una lucha decidida contra la deforestación, proceso responsable de una quinta parte de las emisiones mundiales de CO2.

El acuerdo de Copenhague, que ya han suscrito 110 países, fija como gran objetivo que la temperatura media mundial no suba más de dos grados centígrados por encima del nivel preindustrial, aunque no precisa cómo lograrlo. También de forma muy inconcreta, los países industrializados se comprometen a donar 20 millones de euros anuales en el periodo 2010-2012 para que los más vulnerables hagan frente a los impactos más inminentes del cambio climático. El acuerdo de ayer fue muy criticado por su tibieza y considerado por las organizaciones ecologistas como una mera enumeración teórica de los objetivos de cada país, sin baremos ni plazos específicos comunes.

La cumbre de Cancún de finales de año debería de concluir con un acuerdo vinculante de reducción de emisiones de efecto invernadero --principalmente dióxido de carbono-- que sustituya al protocolo de Kioto, una vez este expire en el 2012. La Unión Europea (UE) se comprometió en Copenhague a reducir sus emisiones en un 20% hasta el 2020 con respecto a los niveles de 1990, un compromiso que los países miembros están dispuestos a elevar al 30% si otros países hacen esfuerzos similares.