Tras visitar España durante dos semanas, el relator de la ONU para la pobreza severa, Philip Alston, propuso ayer «regular los precios de los alquileres en las grandes ciudades». «No se pueden permitir ascensos que dupliquen el precio de las viviendas», dijo el representante de Naciones Unidas a este diario. Alston considera esencial intervenir el mercado libre en este aspecto. La imagen que constata el informe de la ONU en materia de políticas sociales en España es el de un país «quebrado». «Esta es la obra de gobierno de los últimos diez años: han preferido hacer políticas para los ricos antes que para los pobres», manifiesta, en clara referencia a los mandatos de Mariano Rajoy al frente del Ejecutivo.

«Hay un porcentaje demasiado alto de personas en la pobreza», alerta. Un porcentaje, el de la exclusión social, que en la última década ha crecido seis puntos, mientras que las clases más altas se han enriquecido un 25% y pagan la mitad de impuestos. «Han gobernado para los más ricos».

«Un barrio pobre con condiciones mucho peores que un campamento de refugiados, sin agua corriente, electricidad ni saneamiento». Este es el baño de realidad «más chocante» que ha observado el relator de la ONU en su estancia España. La estampa describe los campamentos de inmigrantes que trabajan en las campañas de la fruta en Huelva, el barrio de la Cañada Real en Madrid o el sevillano de Los Pajaritos. «Tratados como basura», en palabras del relator, es como viven las personas inmigrantes, rumanos de etnia gitana, «olvidados por los gobiernos y la sociedad».

El colectivo de las personas inmigrantes es uno de los que más han sorprendido al relator. En su informe carga contra las «injustas» pruebas de edad a las que se somete a los menores extranjeros no acompañados y contra las condiciones de «explotación laboral» en las que viven las que se dedican al trabajo doméstico. «No se puede tratar a los inmigrantes como si no existieran», se queja Alston.