La cumbre sobre cambio climático de Barcelona empezó ayer con gran pesimismo ante la evidencia de que el tiempo corre en contra y, tras dos años completos de negociaciones y seis reuniones internacionales de alto nivel, las posturas distan mucho de estar próximas. A este paso, no se llegará a tiempo ni en la cumbre de Copenhague de diciembre, como insinuó el holandés Yvo de Boer, el principal representante de la ONU en cuestiones de cambio climático.

Connie Hedegaar, ministra danesa de Energía y próxima anfitriona de las negociaciones, insistió: "¿A qué esperan ustedes?, ¿a resolverlo la próxima primavera? El mundo no puede esperar más". "¡Ya es hora!", emplazó De Boer a los 4.000 delegados y 180 delegaciones presentes en Barcelona. Todos pensaron en un país concreto: EEUU. La comunidad internacional, recordó De Boer, no aceptará ningún acuerdo si Washington, si Obama, no ofrece algo a cambio.

Las primeras sesiones confirmaron que muchas delegaciones están cansadas de tanta demora. El bloque africano pidió que se suspendan las negociaciones hasta que los estadounidenses no presenten algo concreto. "No aceptaremos un pacto en Copenhague que no contenga un límite de reducción de emisiones", comentó un delegado norteafricano. La delegación de Estados Unidos, encabezada por Jonhatan Pershing, se comprometió a "trabajar duro", pero ni ofreció cifras de reducciones ni de ayuda financiera.

"No espero que la reunión de Barcelona resuelva las metas políticas de financiación y reducción de emisiones --prosiguió el diplomático de la ONU--. Los objetivos no son suficientemente ambiciosos". Quizá haya más suerte en otra negociación. La cumbre UE-EEUU que se celebrará a partir de hoy en Washington "es la oportunidad perfecta para que ambos avancen juntos en financiación", subrayaron unos negociadores.

Recapitulemos: según el IPCC, el grupo de expertos en clima de la ONU, los países industrializados deberían haber reducido en el 2020 su producción de dióxido de carbono en un 25%-40% con respecto al nivel de 1990, pero las propuestas anunciadas hasta la fecha se limitan, en el mejor de los casos, a una media del 15%. EEUU no llega ni al 2%. Además, deberían destinarse 100.000 millones de euros anuales (la UE se muestra dispuesta a aportar 30.000) para que los países en desarrollo puedan hacer frente al calentamiento .

TRANSFERIR TECNOLOGIA Finalmente, debería acordarse algún mecanismo de transferencia de tecnología entre países, al margen de los beneficios empresariales. China, por ejemplo, construye una central térmica cada semana, pero lo hace con una tecnología que en Europa sería considerada totalmente obsoleta. "Si fueran más modernas, China no reduciría sus emisiones, pero sí las limitaría considerablemente", explica Oxfam.