La 15 Conferencia Internacional contra el sida concluyó ayer en Bangkok con serias advertencias sobre el cerco mundial que va trazando la que fue definida como "la peor epidemia sufrida por la humanidad".

Peter Piot, director ejecutivo de Onusida --organismo de la ONU que se dedica a la enfermedad--, cerró la ceremonia final alertando de que el sida es "una amenaza excepcional que exige acciones excepcionales", y lanzó una propuesta a las potencias de Occidente: "Convertir la deuda externa de los países pobres en acciones contra el sida supondría una fuente de recursos determinante".

El encuentro, con sus 19.500 participantes ha sido el más multitudinario desde 1989, se ha hecho balance sobre la epidemia que se inició hace 23 años y que ha causado la muerte a 20 millones de personas.

FRACASO Y VERG ENZA La cifra estimada de 37,8 millones de personas infectadas por el VIH fue definida como un "gran fracaso" en el comunicado final que suscribieron los líderes políticos, religiosos y sociales.

"Sentimos vergüenza por tener que decir, en el 2004, que casi 38 millones de personas viven con el virus del sida y afrontan en solitario la misma batalla que tuvieron que librar los que murieron hace 20 años", afirmaron.

Las aportaciones económicas llegadas a través de fundaciones privadas fueron calificadas de "muy incipientes", y alejadas de lo prometido. "Hace 2 años, en Barcelona, Onusida estimó que harían falta 10.000 millones de euros (1,6 billones de psts) para afrontar el sida en los países pobres en el 2005" --dijo Piot--.