Con una inauguración simbólica, en la que un científico y una indígena de Chiapas tomaron primero la palabra, el presidente de México, Felipe Calderón, abrió ayer en Cancún una cumbre del clima preñada de pesimismo, pero que se resiste a perder influencia. Como asumieron la ONU y la Unión Europea (UE), en juego no solo están los grandes acuerdos políticos, sino recobrar la confianza social perdida a raíz del fiasco de la cumbre anterior de Copenhague. Calderón, que también se puso una camisa indígena con bordados, advirtió: "Aquí somos responsables de lo que les ocurra a miles de millones de seres humanos a causa del calentamiento global. El cambio climático no distingue ni color ni fronteras".

"Un tapiz con agujeros no funcionará a no ser que los parches sean auténticos compromisos", declaró en la apertura la secretaria de la Convención sobre Cambio Climático (UNFCCC), la costarricense Christiana Figueres. "Es crucial demostrar que Cancún puede lograr progresos. De lo contrario, temo que algunas partes empiecen a perder la paciencia", alertó desde Bruselas la comisaria europea de Acción por el Clima, Connie Hedegaard.

¿UNA DECADA MAS? Tras Calderón, el científico mexicano Mario Molina, premio Nobel de química y descubridor del agujero de la capa de ozono, pidió a la convención de la ONU alcanzar acuerdos concretos y buscar "en pocos años" una reducción global de las emisiones de efecto invernadero. "No podemos permitirnos esperar una década más", dijo. También tomó la palabra el presidente del Grupo Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), el indio Rajendra Pachauri, para recordar que dos grados más de temperatura es el umbral que nunca se debería superar. Así se acordó en Copenhague y así se debería concretar en Cancún.

En este sentido, Christiana Figueres confió en que en la cumbre "se alcance el sendero hacia un resultado firme y fiable", e instó a los participantes a que obtengan "logros más eficaces", una tarea que consideró que "no es fácil pero sí viable". La secretaria de la UNFCCC reiteró: "Es urgente conseguir un fondo de ayuda financiera porque los más pobres necesitan asistencia previsible y suficiente para hacer frente a un problema que ellos no causaron".

Como anfitrión, el presidente mexicano señaló que "sería una tragedia" que los 12 días de sesiones iniciadas ayer acabaran sin acuerdos. Hizo hincapié en que "no puede haber rivalidades", porque "solo hay una especie humana y una Tierra". En la inauguración estaban presentes 132 representantes de los más de 190 países que participan en esta 16 edición de la conferencia de la ONU sobre el cambio climático.

Para "avanzar sustancialmente en Cancún hacia una nueva era", Calderón instó a todos a "trabajar estos días en tres vías": la diplomática, la científica y, sobre todo, en la "movilización de personas, recursos y voluntades" para que todas "las pequeñas acciones individuales" se unan para frenar el deterioro ambiental. Así, propuso incluso crear otra reunión paralela, que llamó Conferencia de Comunicación sobre el Cambio Climático, para "informar y llamar la atención colectiva".

ECOLOGISTAS Autoridades y funcionarios mexicanos se esforzaron por presentar ayer un país que vendrán a desmentir, además de los ecologistas y altermundistas, los millares de campesinos e indígenas que se aprestan a marchar hacia Cancún. Ya desde distintos puntos del país llegaban, por ejemplo, las críticas a la exhibición de México como "el líder mundial del manejo forestal sustentable", cuando en el país se talan cuatro de cada 10 árboles cortados en el mundo. Además, el programa de plantar más árboles que ningún otro estado se perdió entre las corruptelas y acabó con millares de arbolitos muertos.

Mientras se iniciaban las sesiones en el nuevo recinto de convenciones cancunense, los ecologistas llevaban a la ciudad una pirámide maya de la esperanza y, junto al recinto arqueológico de Chichen Itzá, flotaba un gran globo de Greenpeace con la petición de salvar el clima.