La primera secuenciación o cartografía del genoma del orangután ha revelado que el gran simio asiático y el hombre comparten el 97% de los genes, una elevada similitud que obedece a la existencia de un antepasado común relativamente cercano. Sin embargo, más allá de la curiosidad aritmética, esperable teniendo en cuenta que el porcentaje llega al 99% en el caso del chimpancé, el trabajo puede servir para profundizar en el conocimiento de las mutaciones humanas y el cáncer. "El orangután es un buen modelo evolutivo", resumen Tomás Marqués y Arcadi Navarro, investigadores del Institut de Biologia Evolutiva de Barcelona y de la Universitat Pompeu Fabra que han participado en el trabajo.

En la secuenciación, cuyos resultados se publicaron ayer en la revista Nature , han trabajado investigadores de 30 laboratorios y siete países, encabezados por Devin Locke, de la Washington University (EEUU). También ha participado Carlos López-Otín (Universidad de Oviedo).

Los orangutanes son dos especies de un mismo género que viven separadas en las islas de Borneo y Sumatra. De hecho, los investigadores analizaron en un primer momento el genoma de un orangután de Borneo y luego, cuando ya se contaba con una base, se hicieron de golpe y muy rápido otros 10 más, incluyendo cinco del de Sumatra. Entre otros aspectos, el análisis también ha determinado que la divergencia entre ambas especies se produjo hace relativamente poco, unos 400.000 años.

El genoma del orangután es muy interesante para entender el genoma humano. "Entre los simios, hasta ahora solo teníamos el del chimpancé, que es muy cercano al nuestro, y el del macaco, que está muy alejado", explican Navarro y Marqués. En su opinión, si se pone dinero en estos trabajos es en gran parte porque se vislumbran aplicaciones en la salud humana.

Descifrar el genoma puede servir para mejorar las estrategias de conservación de la especie. Aunque ahora hay menos orangutanes de Sumatra, su genoma apoya la hipótesis de que en el pasado fueron mucho más abundantes.