La presión de los tradicionalistas no ha impedido a la Iglesia de Inglaterra aprobar la ordenación de mujeres obispos. El sínodo general, que durante cuatro días ha celebrado una reunión en la Universidad de York, ratificó el lunes la promoción al obispado de clérigos del sexo femenino. Durante seis horas, los 468 participantes se enzarzaron en un dramático debate, que terminó con el obispo de Dover llorando, al ver el ascenso de las mujeres a los altos cargos eclesiásticos. Según los expertos, la primera obispa podría estar en activo dentro de unos siete años.

En York también se rechazó la propuesta de los sectores ortodoxos de crear "superobispos", una figura de sexo masculino cuya misión sería encargarse de las diócesis contrarias a las mujeres.

Lo único conseguido por los ortodoxos es un código de conducta no especificado para escapar al contacto con las futuras obispas. Ese código quedará establecido en el próximo sínodo, que se celebrará en febrero del 2009. La reacción de los conservadores puede acabar ahora por dividir aún más a la comunidad anglicana, pues también está enfrentada por la cuestión de los prelados homosexuales.

Más de 1.300 clérigos tradicionalistas enviaron recientemente una carta al arzobispo de Canterbury y al de York advirtiéndoles de que podrían marcharse si se les obligaba a reconocer la autoridad de las mujeres. Como argumento invocan la Biblia, en la que según su opinión se predica que los obispos deben ser hombres, como lo eran los apóstoles que acompañaban a Jesús.

La opción de los rebeldes podría ser buscar una alianza con anglocatólicos y evangelistas, que comparten sus creencias. En el Reino Unido la Iglesia Episcopal de Escocia ya ha aprobado la ordenación de mujeres obispos, aunque ninguna ha sido aún nombrada. La ordenación está vigente también en las iglesias de Estados Unidos, Canadá, Nueva Zelanda y Australia.