´LABERINTO ENVENENADO´

DIRECTOR: Tim Blake Nelson.

INTERPRETES: Mekhi Phifer, Josh Hartnett. PAIS: EEUU. AÑO: 2000.

En una escena de Laberinto envenenado , la profesora de Literatura de un instituto superior le pregunta al protagonista del filme si sabe algún poema de Shakespeare. El joven, resultón, pregunta a su vez si ese tal Shakespeare no es un guionista de Hollywood. La broma, en principio tan evidente y banal, encierra una doble lectura como se puede comprobar más tarde.

Shakespeare lleva años suministrando argumentos a Hollywood, sea por la vía directa de la adaptación o bien por el reciclaje y actualización de sus clásicos, y Laberinto envenenado no deja de ser una puesta al día de Otelo, la historia sobre el demonio de los celos. Esta actualización no deja de tenere su originalidad.

Tim Blake Nelson, director de La zona gris y compañero de fatigas, como actor, de George Clooney y John Turturro en O brother, ha llevado la tragedia del moro de Venecia al terreno de los adolescentes de instituto y las futuras estrellas de la NBA, la mejor liga de baloncesto del mundo.

Los personajes cambian de época, de actividad y ligeramente de nombre: Otelo pasa a ser Odin, un jugador de baloncesto negro que fulmina canastas; Desdémona se convierte en Desi, la supuesta adúltera, y Iago, quien alimenta el odio y los celos, recibe a su vez el nombre de Hugo.

Pero la progresión del relato, el tejido de esa paciente tela de araña por parte de Hugo para vengarse de Odin a través de los celos, pertenecen una vez más a Shakespeare, el autor por quien deberían de pagar más derechos de autor de la historia. Su fuente es inagotable.