Jorge R. G., ya había sido detenido por cometer un robo durante un permiso en el 2003. Ahora estaba en la cárcel por una condena de ocho años y seis meses por delitos contra la propiedad, aunque había cumplido ya las tres cuartas partes, condición que ayuda a obtener autorizaciones para abandonar temporalmente la cárcel. Este año había salido tres veces sin causar problema alguno. Su historial era denso. Acumulaba 21 antecedentes por robos, agresiones y tráfico de estupefacientes.

La mayoría de los delitos fueron perpetrados en las comarcas del Ebre, en el sur de Tarragona, donde residía. Fuentes de la Consejería de Justicia manifestaron que estaba fichado desde 1983. Añadieron que los tribunales que le habían juzgado siempre le aplicaron la atenuante de toxicomanía. Uno de los motivos que hizo prevalecer ayer la vía de la negociación fue, precisamente, la personalidad del recluso. El negociador quería evitar que se excitara y reaccionara con violencia.