El territorio de Turquía está atravesado de oeste a este por una falla sísmica que separa las placas tectónicas de Europa y Africa. La primera tiende a desplazarse hacia el sur y la segunda hacia el norte, con lo cual se producen frecuentes roces entre ambas. Este fenómeno explica los constantes terremotos de Turquía.

Este movimiento de placas causa frecuentes temblores en el sur de Italia y en España. La llamada ´fosa mediterránea´ es, de hecho, el resultado de la aproximación de ambas placas, ocurrido hace 200 millones de años.