El caos y la desesperación reinan en las zonas de Pakistán y la India más afectadas por el devastador terremoto del pasado sábado, donde la ayuda está llegando con cuentagotas y comienzan a producirse actos de pillaje. Hay poblaciones situadas en la cordillera del Himalaya que permanecen completamente aisladas. Algunas fuentes hablan ya de más de 40.000 muertos. "Hemos perdido a toda una generación" en las regiones devastadas, se lamentó ayer el portavoz del Ejército paquistaní, el general Shaukat Sultán, ante la evidencia de que muchas de las víctimas mortales son niños.

Gran parte de los supervivientes de la región de Cachemira, donde se registró el epicentro del terremoto, carecían ayer de alimentos, agua potable, medicamentos y de lugares donde protegerse del intenso frío. Las epidemias amenazan con causar aún más víctimas. Ayer, se intensificaron las críticas de los damnificados por la lentitud con que avanzan las labores de rescate.

El Gobierno de Islamabad aseguró que es muy difícil acceder a las zonas que han quedado incomunicadas. De momento sólo es posible con helicópteros, y no hay suficientes, pese a que ayer llegaron ocho aparatos enviados por EEUU desde Afganistán.

LA INDIA, BIENVENIDA Ante la magnitud de la catástrofe, Islamabad aceptó la oferta de ayuda de su archirrival, la India, país con quien se disputa el territorio afectado por el temblor. El jefe del equipo de Coordinación de Emergencia de la ONU, Jan Egeland, dijo que se necesitaban urgentemente cientos de miles de tiendas para dar cobijo a las personas que "se han quedado sin nada". La ciudad de Muzaffarabad, capital de la zona de Cachemira controlada por Pakistán, fue de las pocas que ayer recibió algunos envíos de alimentos, ropa de abrigo y medicinas, que llegaron en camiones después de que se reanudara la circulación en una de las carreteras que la conecta con el exterior.

Una ayuda, sin embargo, que es del todo insuficiente y que no impidió que se produjeran actos de pillaje. Algunos damnificados asaltaron los vehículos, mientras varios comerciantes se enfrentaron a grupos de personas que intentaban forzar las entradas de los comercios, cerrados desde el sábado. Se cree que sólo en esta ciudad, de algo más de medio millón de habitantes, han muerto unas 11.000 personas.

"Los equipos de rescate han sacado de entre los escombros a niños muertos en Muzaffarabad, pero nadie ha reclamado los cadáveres, lo que hace suponer que sus padres también han fallecido", dijo el general Sultán. El terremoto sorprendió a muchos escolares en colegios que se vinieron abajo, no sólo en Muzaffarabad, sino también en otras poblaciones como Balakot, en la Provincia Frontera del Noroeste, la otra zona de Pakistán más afectada por el seísmo. En esta región, la cifra de víctimas es de al menos 1.600 muertos.

La cadena de televisión CNN dijo ayer que en Balakot, donde cerca de mil niños murieron al derrumbarse dos escuelas de primaria, prácticamente todos los edificios han quedado en ruinas. Ante la falta de ayuda, los vecinos, armados con palas, barras de hierro o utilizando las simples manos, buscaban desesperadamente entre los escombros a sus familiares desaparecidos.

El Gobierno de Nueva Delhi elevó el número de muertos en la región de Cachemira que controla la India a unos 2.000. Se desconoce, no obstante, la suerte que corrieron unas 10.000 personas que habitan en pequeños pueblos de las montañas.

La lucha armada dificulta el rescate. Durante el fin de semana, 18 personas murieron en combates entre el Ejército indio y separatistas de Pakistán.