Las palabras tienen la ventaja de ser efímeras. Mueren cuando se acaban de decir o escribir y pueden cambiarse por otra en un plis plas. Si no tuviéramos la manía de almacenarlas en memorias, estarían por ahí, flotando y olvidadas por las galaxias sin importarle a nadie. También sirven para convencer a cualquiera y por eso las palabras tienen su importancia, tanta que hay hasta profesionales de ellas. Siempre se han llamado charlatanes y eran personajes estupendos que entretenían mucho e iban de acá para allá con sus monsergas. Solían ser autónomos, es decir, iban por libre y vivían de pasar la gorra o venderte un crecepelo cuando acababan el discurso. Pero ya no, se han corporativizado, son empresa. El expresidente extremeño, señor Ibarra , se ha incorporado a una. Proporciona charlatanes y él se ofrece como uno de ellos. Todo porque en la palabra "reside el liderazgo y la capacidad de transformar cosas", y él es un buen ejemplo, todo el mundo sabe que la región bajo su mandato "ha experimentado un fuerte estímulo situándose entre las de mayor índice de actividad emprendedora a nivel europeo". Se llama Cabezas Pensantes , escrito en inglés, que vende más. Como es lógico, los charlatanes pueden usarse para "acciones de comunicación, formación, márqueting y relaciones públicas", o sea, actividades pelín trapaceras, con un elevado porcentaje de mentiras entre sus objetivos principales. Prosperarán: la mentira no conoce crisis. Creo que están a punto de fichar a Zapatero , están esperando a que vuelva de USA y tenga un poco de tiempo. Propondría también a alguna ministra por lo de la igualdad, pero, sinceramente, siempre he preferido que me vendan un crecepelo.