«La principal consecuencia es que se han retrasado las decisiones. La separación, marcharse de casa... El haber estado atrapadas con su maltratador ha provocado que esas decisiones emocionales ahora sean más difíciles de tomar», explica Gloria Angulo, al frente de la Asociación Malvaluna en Mérida, que asiste a mujeres víctimas de la violencia machista. «Por otra parte, si estás encerrada con tu agresor, no puedes salir a denunciarlo», subraya.

Es el análisis que hace de los datos que recoge el Observatorio de la Violencia de Género del Ministerio de Igualdad con respecto al primer semestre del año. De enero a junio se ha producido en Extremadura una bajada de casi el 14% en el número de denuncias con respecto al mismo periodo de 2019. La pandemia y sus secuelas están detrás de esta caída. «Sin embargo, las llamadas tanto al 016 como a nuestra asociación se han incrementado. Las mujeres víctimas han tenido que aprender a vivir con su maltratador», expresa.

Las cifras dicen que en los seis primeros meses del año hubo en la región 1.066 denuncias por maltrato machista; en el mismo periodo del año anterior fueron 1.235 (169 menos). Por comparar, en 2018 fueron 1.232 (prácticamente las mismas).

Por provincias, la caída ha sido más acentuada en Badajoz (18,6%) que en Cáceres (3,3%).

Hoy, 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, desde Malvaluna hacen un llamamiento para que momentos «difíciles como los que se viven no sean un obstáculo para continuar luchando contra el sistema patriarcal y seguir avanzando en la erradicación de la violencia (física, psicológica, sexual) contra las mujeres».

«La situación se ha agravado»

Desde UGT Extremadura inciden en que la pandemia y el confinamiento «han agravado esta lacra social». Por ello reclaman «redoblar los esfuerzos» y ponen el foco en que se mejore la inserción laboral y el empleo de calidad para las víctimas.

«Ha habido un mayor tiempo de exposición al agresor en el hogar familiar; y ahora existen mayores dificultades para acceder a un empleo y a la independencia económica debido al aumento del paro y el empobrecimiento que ha provocado la crisis derivada de la covid-19», resumen.

Desde la Delegación del Gobierno en Extremadura dan cifras de esta otra pandemia: actualmente (con fecha a 30 de octubre) en la comunidad hay 1.684 mujeres que necesitan algún tipo de protección policial por su situación de riesgo.

Significa que forman parte de un plan diario de seguridad para evitar resquicios que las pongan en peligro. Por ejemplo, una vigilancia continua de la víctima y de sus hijos (si los tuviera) en la entrada y salida del colegio o un control intenso del agresor. Cada 72 horas la policía hace un diagnóstico si no hay incidentes y valora de nuevo la situación.

Hay otro dato que ofrecen desde la Delegación del Gobierno en Extremadura: el 42% de las mujeres que denuncian en la región tiene entre 31 y 45 años.

Hoy, 25-N, se volverán a poner números a esta lacra social que la pandemia, en parte, ha invisibilizado. También volverán los actos (esta vez sin manifestaciones, solo acciones simbólicas) para recordar que las agresiones machistas sigue más que latentes en el día a día.