La filtración de una conversación privada entre Isabel Pantoja y su novio, el exalcalde de Marbella, Julián Muñoz, (Cachuli para sus amigos) ha indignado a la cantante y levantado sospechas sobre escuchas a famosos. Según revela la revista Tiempo esta semana, el último Watergate español, una suerte de Cachuligate, ha conmocionado la Costa del Sol y multiplicado el miedo de famosos y empresarios a ver aireadas sus conversaciones.

Según el testimonio de una íntima amiga de la artista, esta habla todos los días con Muñoz, "como cualquier otra pareja". Es él quien llama a casa desde Alhaurín porque no están permitidas las llamadas a la cárcel.

Fuentes policiales citadas por la revista aseguran que el juez Miguel Angel Torres, que instruye la causa sobre la trama de corrupción de Marbella, conocida como pperación Malaya, no ha ordenado la intervención de los teléfonos de la artista y descartan que las grabaciones tengan relación con la investigación.

Un portavoz de la policía descartó que el teléfono pinchado pudiera ser un móvil al que hubiera tenido acceso Julián Muñoz (en la foto, con la artista) en el centro penitenciario.

Alhaurín de la Torre es la primera prisión en la que se instaló un sistema de inhibidores como medida de seguridad. Descartado el pinchazo policial, las sospechas se orientan hacia una escucha ilegal para su venta a medios de comunicación rosas.