El papa Benedicto XVI ha abandonado sobre las 17:30 horas la Nunciatura después de que esta sede diplomática haya sido su "residencia" durante los cuatro días en los que ha permanecido en Madrid.

Como en cada una de las ocasiones anteriores, cada vez que el pontífice ha entrado o salido de esta sede, cientos de personas se han concentrado en las inmediaciones para vitorearle y aplaudirle.

Hoy, para agradecerles su presencia, el papa ha subido a una plataforma elevada desde la que ha saludado efusivamente y brazos en alto a los cientos de personas que se han congregado.

En este último encuentro, a los cientos de peregrinos se ha sumado un grupo rociero que desde antes de la marcha del santo padre ya cantaba y bailaba algunas de las sevillanas más populares. Además, un grupo de monjas, empleadas de la Nunciatura, ha hecho un pasillo en la puerta exterior de la de sede apostólica y han agitado pañuelos blancos al paso del vehículo del papa.

A los pocos metros de iniciar el recorrido, el "papamóvil" se ha detenido y han acercado al pontífice un bebé de pocos meses. En su último acto en la Nunciatura, el pontífice ha participado en un almuerzo que ha ofrecido el nuncio del papa en España, Renzo Fratini, a obispos y cardenales españoles y a los representantes de la delegación vaticana que ha acompañado al pontífice durante su visita a España para presidir la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ).

El papa ha salido de la Nunciatura a bordo del "papamóvil", y desde ese punto se traslada hasta las instalaciones de la Institución Ferial de Madrid (IFEMA), donde va a pronunciar unas palabras de agradecimiento a los miles de jóvenes voluntarios que han participado en la JMJ.

Desde ahí, el obispo de Roma se trasladará al aeropuerto de Madrid, donde tendrá lugar la ceremonia de despedida presidida por los reyes de España, acompañados por los ministros de Presidencia y de Justicia, Ramón Jáuregui y Francisco Caamaño, respectivamente.