Juan Pablo II abogó ayer por prestar un cuidado especial a las víctimas del sida y animó al ministro de Sanidad del Vaticano, el cardenal mexicano Javier Lozano Barragán, a "orientar, apoyar y animar" las medidas de carácter sanitario promovidas por las conferencias episcopales y las organizaciones católicas contra esa enfermnedad, sin que se refiriera en ningún momento a la recomendación científica de usar el condón.

El Papa, que hizo esas declaraciones en el discurso dirigido a Lozano y el resto de componentes del Pontificio Consejo para la Pastoral de la Salud con motivo del vigésimo aniversario de la creación de ese ministerio, subrayó que la Iglesia ha de esforzarse en aquellas zonas del mundo donde los afectados por la pandemia no cuentan con la asistencia necesaria y señaló que para ese objetivo el Vaticano ha creado la fundación El Buen Samaritano.

EL DRAMA HUMANO Lozano calificó el sida de "drama humano que por su gravedad y extensión es uno de los mayores desafíos de la sanidad mundial". Y añadió que en el 2004 la enfermedad causó la muerte de casi tres millones de personas.

El ministro de Sanidad del Vaticano tampoco se refirió ayer al modo de prevenir la epidemia, pero recientemente dijo que para combatirlo de manera responsable era necesario potenciar la educación en el respeto al valor sagrado de la vida, la formación de una práctica correcta de la sexualidad y la observancia de la castidad. El pasado miércoles, después de que trascendieran las declaraciones del portavoz del episcopado español, Juan Antonio Martínez Camino, en el que éste afirmaba que el condón tenía su papel en la lucha contra la pandemia, Lozano se puso en contacto con la Conferencia Episcopal Española para asegurarse de que habría una rectificación.

El obispo de Mondoñedo-Ferrol, José Gea Escolano, siguió alimentando ayer la polémica al asegurar que "ni siquiera el mismo Papa puede cambiar lo que ha sido definido" por el supremo magisterio de la Iglesia, que, según él, considera "inaceptable" el uso de preservativos.

LOS OBISPOS ESPAÑOLES Por otra parte, los responsables del ámbito de pastoral obrera de la Conferencia Episcopal Española (CEE), con el obispo de Ciudad Real, Antonio Algora, al frente, consideran que la flexibilidad en el mundo del trabajo es excesiva y que ello conduce a la precariedad laboral, al tiempo que algunos admiten la escasa implicación de la Iglesia en la defensa de este tipo de derechos.

En un encuentro con periodistas, el exdirector del departamento de Pastoral Obrera, Felipe García Mateos, señaló que a diferencia de lo que ocurría hace diez años, este tipo de cuestiones están poco presentes en la realidad de las diócesis españolas. García Mateos considera que muchos cristianos están hoy más preocupados por la liturgia o la vida interna de Ia Iglesia católica que por su compromiso con la vida pública.