El papa Francisco se ha referido en su mensaje de Navidad a las «tinieblas» que se abaten sobre el mundo y ha pedido esperanza ante las «agitaciones sociales y políticas» en varios países de Latinoamérica, además de recordar la situación en Siria, Líbano o el drama de la migración.

Asomado al balcón de la logia central de la basílica de San Pedro, ha deseado «consuelo para el amado pueblo sirio, que todavía no ve el final de las hostilidades que han desgarrado el país en este decenio». Y ha exhortado a que Dios «remueva las conciencias de los hombres de buena voluntad» e «inspire a los gobernantes y a la comunidad internacional para encontrar soluciones que garanticen la seguridad y la convivencia pacífica de los pueblos de la región y ponga fin a sus sufrimientos».

En este mensaje navideño previo a la bendición ‘urbi et orbi’, apenas se ha dejado un conflicto en el mundo por citar. Se ha referido también la actual crisis en Líbano y ha deseado que el país pueda superarla y «descubra nuevamente su vocación de ser un mensaje de libertad y de armoniosa coexistencia para todos». Ha pedido también la paz en «Tierra Santa» y «consolación para Irak, atravesado por tensiones sociales».