LA QUERENCIA de Benedicto XVI por la lengua oficial de la Iglesia católica parece no conocer límites. Ayer el cardenal colombiano Darío Castrillón Hoyos desveló que el Papa había encargado la gestión de una parroquia de Roma a la Fraternidad de San Pedro, una entidad formada por antiguos seguidores del Multraconservador Marcel Lefebvre, para que puedan celebrar la misa en latín.