El papa Francisco ha entregado este miércoles el palio de arzobispo metropolitano al arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, en una misa celebrada en el Vaticano en la que han sido bendecidos por el pontífice los 25 palios de nuevos arzobispos de la Iglesia y en la que Omella ha jurado fidelidad al pontífice.

Durante el próximo otoño, este distintivo será impuesto por el nuncio apostólico, Renzo Fratini, en un acto en la Catedral de Barcelona, ha informado este miércoles el Arzobispado de Barcelona.

El palio es un ornamento que llevan los arzobispos metropolitanos en los hombros y el cuello, que se confecciona con tela blanca con cruces de seda negra. "Según su forma viene a ser una especie de cinturón (escapulario) como si fuera un cordero en los hombros del 'Buen Pastor'", según los expertos eclesiásticos.

Los palios están hechos con la lana de un cordero que el día de la fiesta de Santa Inés se bendicen. Una vez confeccionados con la lana de estos corderos son guardados en una arqueta de plata dorada en la cripta de San Pedro del Vaticano, bajo el altar de la "confesión".

El papa Francisco ha dispuesto que el palio pueda ser impuesto en las propias iglesias locales, como también no es exclusivo de Roma el lugar de las beatificaciones. En palabras del historiador y archivero del Arzobispado de Barcelona, Josep Martí Bonet, "estos pequeños detalles indican que se va hacia una Iglesia no tan centralizada en Roma, sino más sinodal, o sea, más participativa y quizás más transparente".