Benedicto XVI ha defendido una vez más la vigencia del celibato sacerdotal y ha pedido a los seminaristas que no se dejen intimidar "por un entorno en el que se pretende excluir a Dios y en el que el poder, el tener o el placer a menudo son los principales criterios por los que se rige la existencia".

En una homilía pronunciada durante la misa que ha oficiado este sábado en la catedral de La Almudena, a la que han asistido unos 5.000 seminaristas, el Papa ha exhortado a los sacerdotes a ser santos para no crear contradicciones "entre lo que somos y la realidad que queremos significar". Asimismo, les ha recordado que, además de célibes, deben ser dóciles y austeros para vivir según el Evangelio.

En su tercer día de estancia en España con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud que tiene lugar en Madrid y en su primera eucaristía de este viaje, el Pontífice ha querido centrar sus mensajes en los jóvenes que han iniciado su camino hacia el sacerdocio. Les ha pedido que afronten el reto sacerdotal "sin complejos ni mediocridad" y que no teman a que los "menosprecien".

"La santidad de la Iglesia es ante todo la santidad de la misma persona de Cristo, de su evangelio y de sus sacramentos, la santidad de aquella fuerza de lo alto que la anima e impulsa. Nosotros debemos ser santos para no crear una contradicción entre lo que somos y la realidad que queremos significar", ha subrayado.

El Papa ha instado a los jóvenes sacerdotes a tener una "actitud de docilidad y radical fidelidad al Evangelio". En este sentido, les ha recordado que la entrega total a Cristo es la que inspira "la decisión de vivir el celibato por el Reino de los cielos, el desprendimiento de los bienes de la tierra, la austeridad de vida y la obediencia sincera y sin disimulo".

Es la primera vez que Benedicto XVI visita la basílica de la capital madrileña, que no ha recibido a un papa desde 1993, cuando Juan Pablo II consagró litúrgicamente el templo. Tras la misa, el líder de la oposición, el presidente del PP Mariano Rajoy, acudirá a la sacristía de la catedral para saludar al Pontífice y mantener un encuentro privado.

La tercera jornada del Papa en Madrid ha arrancado a las 09.00 en el parque del Retiro. Ahí, ha confesado a cuatro jóvenes, dos chicos y dos chicas elegidos por sorteo, en el que ha sido el acto más íntimo de su visita a la capital de España.

Benedicto XVI se ha sumado así a la bautizada como Fiesta del Perdón, en la que 200 sacerdotes de todo el mundo han ocupado otros tantos confesionarios blancos con forma de vela, a los que han acudido durante los últimos días miles de peregrinos para buscar el perdón de sus pecados.

Diferente al resto, el confesionario instalado para el Papa ha sido uno más cerrado para impedir que fuera visible la imagen, tanto del Pontífice como de los cuatro jóvenes que se han confesado ante él.

El acto se ha prolongado durante media hora y hasta el parque del Retiro se han acercado cientos de personas para poder ver de cerca al obispo de Roma, que ha llegado en coche oficial y ha abandonado el lugar en el papamóvil.