El esperado momento del domingo de Pascua, presentado como una prueba definitiva sobre el estado de recuperación del papa Juan Pablo II, se convirtió en una dramática frustración para las 70.000 personas congregadas en la plaza de San Pedro del Vaticano, donde Karol Wojtyla no consiguió sacar ayer de su garganta ni una de las cuatro palabras de la bendición (padre, hijo, espíritu santo).

Frente al impresionante silencio del Papa, muchos asistentes irrumpieron en sollozos al mismo tiempo que otros aplaudían. Las caras de tristeza se mezclaron con gestos de solidaridad, agitando banderas y pañuelos, mientras el pontífice intentaba dar voz al urbi et orbi .

PUNTO DE INFLEXION La bendición, conocida como un augurio pascual "a la ciudad y al mundo", había sido presentada como un punto de inflexión en la convalecencia del Papa, que el pasado 24 de febrero fue operado de traqueotomía.

Fuentes vaticanas habían filtrado que Wojtyla ahorraba energías y aprendía a articular de nuevo las palabras para poder dirigirse a los fieles en la fiesta mayor del orbe católico. Otra teoría era que no había participado, por primera vez en 26 años de pontificado, en ninguno de los ritos de la Semana Santa para recuperarse bien del todo y poder hablar ayer.

Sin embargo, a la hora de la verdad sólo un estertor incomprensible llegó desde el micrófono colocado frente a su boca hasta los peregrinos y los espectadores de las 84 televisiones conectadas con la plaza. Lo que debía decir Juan Pablo II para acompañar la bendición ("padre, hijo y espíritu santo") se transformó en una pura emisión incontrolada de aire de sus pulmones.

Desde la lejanía, a través de las imágenes televisivas, se pudo apreciar como realizaba algunos gestos de presunta impotencia o frustración, quizás por no poder hacer llegar su voz hasta la plaza. Más tarde, fuentes vaticanas explicaron que su silencio impotente pudo estar ocasionado por el estrés que le causó la esperada prueba. Algunos médicos que observaban la escena con binóculos apuntaron como posible origen la rigidez de músculos que provoca normalmente el avance del Parkinson.

SINTOMAS DE DOLOR El Papa se había asomado a la ventana de su despacho hacia el final de la misa solemne que estaba siendo oficiada en la plaza por el secretario de Estado, el cardenal Angelo Sodano. Cuando llegó el momento, el cardenal leyó el mensaje pascual y anunció la bendición.

A pesar de la distancia, aumentada estos últimos días por la decisión del Centro Televisivo Vaticano (CTV) de no usar el zoom en las cámaras, se apreció un pontífice con una cara más delgada y enjuta que de costumbre, que realizaba algunos gestos incomprensibles, como cogerse la cabeza entre las dos manos o dar palmadas contra el atril.

Algunos de los asistentes interpretaron estos movimientos como síntomas de dolor y sufrimiento, en una jornada festiva que se empañó con tristeza.