El papa Francisco ha escrito a los alcaldes que participaron el pasado fin de semana en una cumbre sobre la situación de los refugiados y la necesidad de acelerar su acogida en el Vaticano, o por lo menos a algunos, entre los que se encuentran la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, y la de Madrid, Manuela Carmena.

La que ha recibido Colau, como la remitida a Carmena, es un texto que combina un tono próximo con la generalidad suficiente para que valga para todos los representantes que acudieron a la reunión. El papa se refiere a ella como "estimada hermana alcaldesa" y le agradece que acudiera a la cita. También aplaude la idea de crear una red de alcaldes. "Las puertas de mi casa estarán siempre abiertas para usted y para esta nueva red".

"RECONOCIMIENTO Y AFECTO"

El pontífice se despide de forma peculiar, invitando a Colau a rezar por él pero abogando por una fórmula alternativa si no tiene por hábito hacerlo: "Mientras pido al Señor que no le abandone nunca, pero sobre todo en este difícil momento, la acompaño con reconocimiento y afecto. No se olvide de rezar por mí o, si no reza, por favor piénseme bien y envíeme "buena onda".