El Papa Francisco, desplazado este sábado a la isla griega de Lesbos para una visita de cinco horas, dirigió un emotivo discurso a los refugiados del centro de detención de Moria. "No estáis solos. No perdáis la esperanza", aeguró el Pontífice ante la concurrencia. "He venido aquí a estar con vosotros y escuchar vuestras historias, para reclamar que el mundo preste antención a esta crisis humanitaria y para rezar por que se resuelva", agregó. Asimismo, pidió a la comunidad internacional que respondiera a esta crisis "del modo que merece nuestra común humanidad".

En varias ocasiones, los refugiados presentes rompieron a llorar mientras manifestaban al Pontífice su desesperación ante su encierro en Moria y la incertidumbre de su futuro. Muchos se arrodillaron a sus pies. Una niña le regaló un dibujo al líder religioso, a lo que éste respondió con un "bravo, bravo", e indicó a sus asistentes que no doblaran el papel ya que lo quería en su escritorio.

De regreso al Vaticano, el Papa se ha llevado con él en su avión a una docena de refugiados sirios, seis de ellos menores, a los que alojará en la Santa Sede.

El portavoz del Ayuntamiento de Mitilene, Marios Andriotis, reconoció a este diario que “esta visita no servirá para solucionar la crisis de los refugiados, porque se necesita una aproximación diferente. Pero demuestra que la gente tiene que permanecer unida y afrontar juntos los problemas, sin importar la religión”.

"Es un gesto simbólico muy importante que los líderes de la Cristiandad envíen un mensaje de paz desde Lesbos, donde desde el principio hemos afrontado la crisis de manera muy humana", agregó Andriotis, en conversación telefónica.

LAVADO DE CARA

Aunque las autoridades de Lesbos insistieron durante los días previos en que no se realizarían preparativos extraordinarios para la visita papal, sí se ha procedido a un lavado de cara. En Moria, antiguo centro de registro y campamento de refugiados tornado en cárcel de facto gestionada por la policía, se han pintado los muros de hormigón en los que se leían eslóganes de activistas como "Ni países, ni fronteras" o "Vergüenza para la Unión Europea". También se han reubicado varias familias del copado centro en el cercano Kara Tepe, un campamento administrado por la municipalidad de Lesbos y que permite libertad de movimiento. El Papa ha visto, por tanto, una imagen distorsionada de la realidad que sufren cada día hasta 7.216 refugiados que hay en las islas griegas en el Egeo, según las cifras relativas a este viernes del Centro de Coordinación de la Gestión de la Crisis de los Refugiados de Grecia.

Sin embargo, este "maquillaje" no es nuevo: el pasado mes de noviembre, en pleno auge de llegadas a la isla, las autoridades locales se apresuraron a limpiar playas (coloreadas por miles de chalecos salvavidas abandonados por los refugiados que llegaban en pateras) y adecentar caminos en el norte de Lesbos ante la llegada del primer ministro, Alexis Tsipras, quien también está presente este sábado durante la visita papal.

Asimismo, completan la lista de personalidades el Arzobispo de Atenas, Jerónimo y el Patriarca de la Iglesia Ortodoxa, Bartolomé, quien a su llegada a la isla este viernes deseó que la presencia de la comitiva religiosa sirva para despertar conciencias de los fieles acerca de la situación de los refugiados.

IMPACTO DE LA VISITA

"Esperamos que nuestra visita y breve comunicación con ellos (con los refugiados) surta efecto, tenga un impacto y resultados prácticos para aquellos que han sido desplazados violentamente de sus hogares, sus tierras, y sufren hasta alcanzar su destino final, sea el que fuere", expresó el líder religioso.

Desde que entrara en vigor el acuerdo entre la UE y Turquía el pasado 20 de marzo, todos los refugiados llegados a las islas griegas son trasladados a centros de detención como el de Moria, donde la alimentación, el alojamiento y las condiciones higiénicas distan mucho de ser adecuados. Asimismo, Acnur ha denunciado que no se cumplen las garantías legales básicas, como el acceso a un abogado de manera gratuita. Muchos de los internos en Moria afirman no contar con traductor y ser obligados a firmar documentos en griego cuyo significado desconocen.

El acuerdo entre Bruselas y Ankara puso también en marcha un sistema de devoluciones de refugiados que por el momento ha visto cómo 326 personas eran devueltas a Turquía los pasados 4 y 8 de abril. En esa primera semana de funcionamiento del sistema de devoluciones, 658 personas llegaron a Grecia a bordo de pateras y al menos 5 se ahogaron. El operativo de seguridad creado para frenar el flujo migratorio ha logrado reducir hasta el momento las llegadas desde las costas turcas, aunque varias oenegés han alertado de que los refugiados no cesarán de intentar alcanzar la UE en su huida desesperada.