Las bibliotecas públicas han debido pensar aquello de renovarse o morir y, en este sentido, han dado un salto más para subirse al carro de la nuevas tecnologías e introducir en su catálogo los libros electrónicos (e-books). Desde el martes, la biblioteca ´Jesús Delgado Valhondo´ de Mérida ofrece a sus usuarios el servicio de préstamo a domicilio de aparatos lectores (e-readers) y de las obras en dominio público que contienen estos dispositivos. A partir de ahora, los socios de la biblioteca tendrán a su disposición 45 lectores con un total de 528 títulos de obras clásicas de la literatura universal, según explica su director, Aurelio Sánchez.

Del total de lectores, 35 se destinarán al préstamo de usuarios y 10 quedarán reservados a los Clubs de Lectura, inicialmente para el público juvenil ya que esta es "una manera de incentivar en los más pequeños el hábito de leer". Quienes adquieran estos dispositivos no sólo podrán deleitarse con el contenido de la obra sino también aprender idiomas puesto que estas se ofertan en cinco lenguas: español, italiano, alemán, francés e inglés. Las condiciones del préstamo son idénticas a las que ya existen, 15 días prorrogables por el mismo período. Disponen de un menú de navegación similar al de un teléfono móvil o mp4 y los lectores podrán agrandar o empequeñecer la letra en función de sus preferencias.

La acogida por parte de los usuarios ha sido excelente y todos los aparatos lectores se encuentran en préstamo. "La aceptación ha sido bastante alta y la demanda supera a la oferta", afirma Sánchez. Uno de los afortunados en estrenar estos dispositivos ha sido Oscar Bailador, socio de la biblioteca. "Me enteré por los medios de comunicación y ya tengo uno", subraya este usuario, para el que "su primer contacto con los e-books".

De esta manera, no se atreve a valorar si acabará sustituyendo el papel por la pantalla ya que reconoce que el primero tiene "su encanto". Por ahora, el único inconveniente de estos e-readers es que solo contienen obras clásicas, libres de derechos de autor, así que para leer las últimas novedades en el mercado literario habrá que recurrir al método tradicional. Otro desventaja es que "en el caso de los libros infantiles, más visuales de color y tamaño, aún no se ha conseguido esto está", sostiene Sánchez.

Se trata de una experiencia piloto impulsada por el Ministerio de Cultura en 15 bibliotecas del Estado de otras tantas ciudades españolas con el fin de garantizar el acceso a la lectura, sea cual sea el soporte, y enriquecer las colecciones de estas entidades.

Los más bohemios siguen aferrándose al olor y al tacto de las páginas impresas del libro tradicional; mientras que los más vanguardistas ven en el e-book todo un abanico de ventajas: más capacidad de almacenamiento o facilidad de manejo. Habrá que esperar para ver si en un futuro las estanterías dejan de estar llenas de libros.