Francico Gómez nació el 18 de abril de 1974 en la calle la Paloma de Vitoria. Fue bautizado en la parroquia de Nuestra Señora de la Esperanza, en el barrio de Arana. Fue el menor de 5 hermanos. En el vecindario en el que creció lo recuerdan como Paquito. Pero hace muchos años que nadie tiene noticias de él.

La primera detención consta en 1995. A los 20 años fue denunciado por estafa y por usurpar la identidad de un funcionario público. Según cuentan, se hizo pasar por escolta de la Ertzaintza -la policía autonómica vasca-, que con la banda terrorista ETA a pleno rendimiento se encargaba de proteger a los políticos amenazados. Antes de ser arrestado el 11 de marzo de este año por el cabo Ricardo de los Mossos d’Esquadra de Sant Feliu de Llobregat, fue detenido en otras 14 ocasiones. Siempre por estafas que llevó a cabo mientras fingía ser piloto de avión, conductor probador de Ferrari, heredero de padres empresarios vascos que habían hecho fortuna en Brasil, sargento de Salvamento Marítimo o técnico del F.C.Barcelona.

En su última etapa se había especializado en seducir y engañar a mujeres. No solo deja en la ruina económica a sus víctimas, también las hunde emocionalmente. Antes de romper con ellas, a menudo, las maltrata psicológicamente para anularlas e impedir que se den cuenta de que les está proponiendo negocios falsos. Los engaños más grandes han sido siempre inversiones inmobiliarias. Le han denunciado por lo menos 25 personas, pero se desconoce la cifra real de afectadas. La suma cuantificada de sus golpes supera el millón de euros.

Las víctimas explican que finge una vida entera por completo. Su nombre falso es David y simula conversaciones con su madre, su hermana modelo y su sobrina. No consta que mantenga relación alguna ni con su madre ni con ninguno de sus sobrinos. En la cárcel de Nanclares de la Oca (Álava) en la que actualmente está encerrado sí ha recibido la visita de alguna de sus hermanas mayores, que tampoco son modelos. La vida de Francisco Gómez desapareció por completo en cuanto dejó de ser Paquito.