La historia de una pareja benestante británica, que encargó a su nieto y heredero con el esperma de su hijo fallecido y sin su consentimiento, ha creado una gran polémica en el Reino Unido según publican varios medios nacionales.

Según relatan los medios, la pareja, que ha permanecido en el anonimato, decidió extraer el esperma de su hijo tras morir este en un accidente de tráfico a pesar de no tener su consentimiento expreso. El esperma, que fue congelado acto seguido, se envió a Estados Unidos y sirvió a la pareja para concebir, mediante gestación subrogada, a su nieto.

El nieto, que hoy tiene ya tres años y vive con sus abuelos en el Reino Unido, fue concebido en una clínica estadounidense especializada en fertilidad y selección de género, algo que no es legal en el Reino Unido. Según publican los medios británicos, el doctor que realizó las intervenciones, el Dr David Smotrich, no era consciente de que la pareja no contaba con el consentimiento de su hijo fallecido para relaizar dicha gestación.

"Su hijo lo hubiera querido"

Smotrich ha admitido a los medios británicos que la propuesta de la pareja, que ha descrito como extremadamente benestantes y adinerados, era bastante "inusual", pero que "fue un honor" para él "poderles ayudar en tan trágica situación" ya que aseguraban que su hijo "lo hubiera querido". El doctor ha asegurado que la pareja fue muy estricta en cuanto al tipo de óvulo que se debía utilizar en función de los gustos de su hijo y la mujer que creen que hubiera sido su pareja, de haberla tenido. Querían un cierto nivel de estudios, una apariencia física determinada y un nivel intelectual determinados.

En este caso, tanto el vientre subrogado, como la donante del óvulo son estadounidenses, y para dar a luz al nieto y heredero se crearon cuatro embriones, entre los que la apreja eligió uno y de los cuales, los tres restantes siguen almacenados. Todo el proceso podría haber costado entre 60.000 y 100.000 libras y regresaron al Reino Unido con los papeles en regla como sus padres.

En el Reino Unido, no es legal extraer semen sin el consentimiento expreso del fallecido, y por ello, se considera que el urólogo que lo hizo y lo congeló podría haber cometido un delito por el que podría ser juzgado en el país.