Una relación de pareja conlleva una serie de bases que deben asentarse para poder avanzar. La seguridad, el desarrollo o el equilibrio forman parte de estas bases imprescindibles. Sin ellas, podemos llegar a sentir carencias que nos afecten en el día a día. Lo achacamos a problemas concretos, discusiones puntuales o el roce que se produce durante la convivencia. Sin embargo, el problema viene de no andar el camino paso a paso, sino de haberse saltado procesos necesarios.

Cuando previamente hemos creado dicha base, en la relación pueden surgir otra serie de problemas relacionados con la comunicación, el reparto de obligaciones o la gratitud. La falta de valoración en la pareja, el no observar todo lo que el otro da por nosotros, genera lo que se conoce como 'vínculo débil'. Crea una sensación de desequilibrio que solo observa uno, por lo que hay dificultades a la hora de resolverlo.

GRATITUD EQUILIBRADA

La gratitud es una de las fortalezas personales que más se relaciona con el bienestar y la satisfacción vital. Protege y ayuda en procesos de depresión, ansiedad y baja autoestima. Nos ayuda de forma individual, pero también cuando la compartimos con los demás. No se basa en simplemente dar las gracias cada vez que alguien nos regala algo, sino en saber poner el foco en todo aquello que compone nuestra vida y que nos ayuda a estar cómodos.

Lejos de lo que pueda parecer, la gratitud en la pareja solo tiene un efecto positivo si se encuentra en equilibrio, si ambos miembros son capaces de reconocer y valorar lo que tienen y lo que el otro aporta. De hecho, el estudio que realizaron McNulty y Dugas lo confirma.

Durante un total de tres años, se siguió a 120 parejas recién casadas. Se midió, por un lado, la gratitud sentida y, por otro, la gratitud expresada, al comienzo, al año y al segundo año. Y se introdujo una variable más, preguntar cada cuatro meses la satisfacción general con la pareja. De esta forma, lo que relacionaban era la gratitud con la calidad de la pareja. Lo que observaron es que, la calidad de la relación solo era buena si ambas parejas sentían y expresaban agradecimiento, tanto al principio como a los tres años.

Paradójicamente, la peor calidad en la relación no la sentían las parejas en la que ninguno de los miembros eran agradecidos, sino las que tenían un miembro que sí lo era y el otro no. Fueron los que arrojaron peores resultados.

CONSEJOS

El no sentirnos valorados por nuestra pareja, no siempre implica un verdadero desequilibrio o que el otro se niegue a tenernos en cuenta. La falta de comunicación, el callarse las necesidades o el tener una previa baja autoestima acentúan dicho desequilibrio. Es en estos casos donde podemos buscar la forma de solucionarlo.

A través de los siguientes consejos, podemos abordar en nuestra pareja la falta de valoración y gratitud:

1. Autoobservación

En primer lugar, antes de tratar un problema con la pareja, debemos observar si parte de una necesidad insatisfecha que estamos tratando de proyectar en el otro. Dependencia emocional o baja autoestima pueden estar implicadas.

2. Pedir

La estrategia que solemos usar es dar y dar al otro para que él mismo se dé cuenta de lo que nosotros necesitamos. Creamos un patrón que el otro no tiene por qué querer romper. Es momento de equilibrar entre dar y pedir. Ese esfuerzo parte de nosotros mismos.

3. Comunicación

Siempre que existe un problema, debemos ponerlo en común. Expresar lo que 'yo siento' y lo que 'yo necesito', en lugar del 'tú no me das' o 'tú no te fijas'.

La gratitud acentúa la unión y refuerza el vínculo de las parejas. Que nos valoren y tengan en cuenta lo que hacemos, nos satisface y nos hace sentir que el otro nos reconoce. En muchos casos, no aparece dicha valoración. Antes de hablarlo, debemos ser consciente de si es una sensación real, si obedece a problemas personales o de si ese vínculo en la relación se encuentra realmente debilitado.