La madre sospechosa de haber acabado con la vida de sus nueve bebés en 11 años reconoció ayer que había matado a dos de los niños, pero no a los otros siete, según informó la fiscalía de Francfort del Oder. Según las primeras declaraciones de la mujer realizadas ante la fiscal, ella empezó a ingerir grandes cantidades de alcohol cuando empezaban las contracciones en cada uno de los partos lo que le impedía recordar cómo dio a luz a sus hijos. La fiscal adelantó que además la mujer no recibió asistencia médica en los partos.

Todo apunta a que Sabine H., de 39 años, es la responsable de las muertes y del entierro de los recién nacidos entre los años 1988 y 1999. La presunta madre infanticida se encuentra de nuevo embarazada y parece haber perdido la memoria como consecuencia del alcoholismo.

Los restos de los nueve recién nacidos se encontraban enterrados en macetas y bajo un viejo acuario sepultado en la arena, donde fueron descubiertos el pasado domingo en un terreno donde vivía la mujer en la localidad de Brieskow-Finkenheerd. Además de una casa, en el terreno hay una caravana donde vivía la presunta parricida.

Ayer la policía ignoraba quiénes son los padres de los bebés. Unicamente se había identificado al exmarido de la detenida, identificado como Oliver, un exmiembro de la Stasi, la policía política de la desaparecida República Democrática Alemana, del que se separó este año.

Según la fiscal Anette Bargenda, parte de las investigaciones intenta aclarar la paternidad de los bebés y entre los posibles padres se encuentran tanto su exmarido como su actual compañero.