El pesquero reconvertido en barco negrero Marine I atracó finalmente ayer al mediodía en el puerto mauritano de Noaudibhou después de pasar diez días fondeado a varias millas de la costa a expensas de un acuerdo entre Mauritania y España para hacer efectivo el desembarco de los 372 inmigrantes irregulares de origen asiático y africano que se encontraban en su interior en condiciones "infrahumanas".

Tras ser atendidos sanitaria y administrativamente en el puerto, al menos seis tuvieron que ser evacuados a un hospital debido a su estado. El barco salió hace dos meses de Guinea Conakry rumbo a las Islas Canarias, puerta de la Europa desarrollada.

Según la Dirección General de Comunicación Exterior española (DCGE) y la responsable de Cruz Roja presente en el lugar, Olivia Cuesta, España está asistiendo a Mauritania en la identificación de las personas y sus nacionalidades así como en los procesos de repatriación que se lleven a cabo.

Según el gobernador de Noaudhibou, Mohamed Vall, en virtud del acuerdo entre España y Mauritania "sólo los pasajeros enfermos podrán quedarse en la ciudad".

"Sólo a los enfermos que requieran hospitalización se les permitirá estar en Noaudhibou, y, después de que se repongan, serán enviados a España y fuera de Mauritania a sus países de origen", afirmó Vall.

La Cruz Roja y la Media Luna Roja atendieron a las personas que fueron abandonando el barco en un pequeño hospital de campaña instalado en el lugar.

Según Mohamed Vall, en el interior del barco negrero se encontraban "varios casos de disentería y deshidratación", además de los seis ingresados en el hospital.