La decimoquinta edición de la Fiesta de la Trashumancia, celebrada ayer en Madrid, se vio empañada por el fallecimiento de un pastor como consecuencia de un infarto cuando participaba en la conducción del rebaño por las calles del centro de la capital.

El incidente alteró el recorrido previsto inicialmente y los compañeros del pastor guardaron un minuto de silencio en su memoria.

Ajenos a esta desgracia, miles de personas disfrutaron del paso de unas 1.100 ovejas rubias de Colmenar Viejo (Madrid), acompañadas de bueyes, vacas y burros de Burgos, Cantabria, Zamora y León, para reivindicar la importancia de mantener la tradición ancestral de la trashumancia y las vías pecuarias y pedir más ayudas para quienes todavía ejercen el oficio de pastor.

El pastor cayó fulminado junto a la plaza de la Villa. Facultativos de urgencias trataron sin éxito de reanimar al pastor, de nombre Tino y de 78 años.