En época de pandemia mundial, todavía hay quien prefiere jugarse la vida en el mar y exponerse al coronavirus antes que a la pobreza, la guerra y la miseria de sus países de origen. El descenso de pateras en las últimas semanas no evitó que el Atlántico registrase el pasado viernes una de sus peores tragedias, con dos inmigrantes muertos y 39 desaparecidos cuando trataban de llegar a las Islas Canarias. Y eso pese a que Marruecos, puerto de partida, registra una menor incidencia de contagios por el coronavirus. De hecho, algunos marroquíes no han dudado en coger la patera para emprender el viaje contrario y tratar de entrar de forma irregular en su país huyendo del covid-19 que asola Europa.

Desde comienzos de 2020, el número de inmigrantes que tratan de llegar a España de forma irregular ha descendido notablemente, un 18,7% según los últimos datos computados por el Ministerio de Interior a fecha 31 de marzo. 4.333 personas se jugaron la vida para acceder por vía marítima a nuestro país, frente a los 5.380 contabilizados en el mismo periodo del pasado año. Destaca sobremanera el aumento de la ruta a las Canarias, donde la presión migratoria aumentó no obstante un 753,8%, 1.477 personas frente a las 173 detectadas en 2019. Los expertos lo atribuyen a que cuando las fronteras se militarizan y se cierran por un lado, como es el caso de las del Mediterráneo, los migrantes tratan de escapar por otro, porque la presión migratoria no decae. Y al aumentar el número de kilómetros a recorrer, aumenta también la peligrosidad y el riesgo de naufragio en el viaje.

En este contexto se enmarca el naufragio del pasado viernes de una patera a 13 millas de la costa norteafricana. En la embarcación, que partió el día 31 de marzo de Tan-Tan, viajaban 62 personas de origen subsahariano, entre ellas cuatro menores y 22 mujeres. «Decían que estaban muy mal, semihundidos, que necesitaban ayuda urgente. Gritaban mucho, y se les oía llorar», narra Helena Maleno, portavoz de la oenegé Caminando Fronteras. Aunque fue una aeronave española la que encontró la patera, el rescate fue realizado por la Marina Marroquí, que informó posteriormente a España de la recuperación de dos cadáveres y 21 supervivientes, varios de ellos mujeres. Marruecos habla, no obstante, de 19 desaparecidos, cifra que Salvamento Marítimo eleva a 39.

COVID-19 EN MARRUECOS / «Estamos terriblemente sorprendidas con esta situación», reflexiona Maleno, quien pone el acento en que ni siquiera el virus detiene la presión por la pobreza. Es su proyecto migratorio y de vida en Europa, y no importa siquiera que la incidencia del coronavirus en Marruecos sea mucho menor que en España. De hecho, este sábado el país norteafricano contabilizó 844 contagios y 50 muertos. «El coronavirus está bastante controlado por el momento, el país tomo medias ante la crisis en Europa, y cerró fronteras», señala.

La diferencia con la situación en España es tal que muchos son los marroquíes que tratan de volver a su país como sea. Ocurrió el primer fin de semana de confinamiento, cuando doscientos residentes en Italia atravesaron hasta Algeciras en autobús y quedaron tirados en tierra dos días ante la imposibilidad de cruzar el Estrecho porque Marruecos no les aceptaba. Otros, en cambio, vuelven a poner sus ojos en las pateras, pero esta vez para el camino de vuelta, como relatan los diarios norafricanos. El gobierno marroquí busca a un centenar de personas en la zona de Larache que entraron de forma irregular en dos embarcaciones organizadas por pasadores que residen en España. Y no son pocos quienes han intentado sortear de nuevo las vallas fronterizas en Ceuta y Melilla por mar para retornar a su país y escapar al virus.

La llegada de migrantes durante la pandemia complica cualquier procedimiento, ya que tanto Salvamento Marítimo como Cruz Roja, Policía Nacional y el resto de organizaciones que les atienden ya en altar mar o nada más llegar a puerto deben extremar las precauciones para evitar contagios. A los guantes y mascarillas que ya se usaban se suman ahora lectores de temperatura por infrarrojos para detectar una posible fiebre.