«Una locura y un caos». Así define el secretario general de la Confederación Regional Empresarial Extremeña (Creex), Javier Peinado, las primeras horas de aplicación en la región del decreto que establece el paro total de las tareas no esenciales. Si bien, explica, la actividad económica se había visto «sensiblemente reducida», la disposición transitoria «con la que nos encontramos a medianoche», en la que se otorgaba un día de margen a las empresas para que prepararan el cierre, hizo que durante la jornada todavía se estuviese manteniendo cierto movimiento en algunas empresas extremeñas.

«Nosotros acatamos el decreto. Si es necesario para asegurar la salud de las personas, bienvenido sea, pero creemos que podía haberse hecho de otra forma», esgrime Peinado, aludiendo a la falta de consenso con la que se ha puesto en marcha la medida. Igualmente, echó en falta más seguridad jurídica y concreción en esta normativa. Carencias que han generado, dice, «mucha incertidumbre, ansiedad y conflictos entre los trabajadores y las empresas». «Primero se da una lista de actividades exentas, luego otra distinta, se dice que entra en vigor a todos los efectos hoy, luego que en determinadas circunstancias que no se concretan, que se da un día de adaptación para algunos centros, y así todo. Hay muchas empresas donde está habiendo conflictos, porque los trabajadores creen que no tienen que ir y las empresas dicen que sí, que en virtud de la disposición que se coloca a última hora hay un día para preparar el cierre ordenado. Todo esto sale a las once y media de la noche de un domingo, ¿puede haber mayor ineptitud?», se pregunta.

En relación a cómo se articulará este periodo de inactividad, asegura: "Nos parece fenomenal que sea un permiso retribuido, que no le compute a los trabajadores como vacaciones y que lo puedan recuperar de aquí a diciembre. Pero en justa correspondencia le vamos a exigir al Gobierno que también haya esa flexibilidad a la hora de pagar los salarios e ingresar las cuotas a la Seguridad Social para hacerlo poco a poco de aquí hasta el 31 de diciembre». «Lo que no tiene sentido es pretender que las empresas paguen cuando no ingresan», arguye el secretario general de la Creex, para quien «van a provocar irresponsablemente que las empresas revienten, y cuando revienten, cuando vayan a la quiebra, a ver qué pasa. Ni habrá empleo ni tejido productivo, las empresas y los trabajadores se quedarán sin nada».

Una situación que se agrava, asevera, en el caso de Extremadura, con un tejido productivo integrado fundamentalmente por pymes, microempresas y autónomos, que sufren unas dificultades de tesorería mayores que el resto para hacer frente a los pagos de nóminas o cotizaciones en un periodo sin facturación.

El dirigente de la patronal extremeña también lamenta que se esté «estigmatizando» y poniendo «en la diana» al empresariado con medidas como la prohibición del despido objetivo incluida en otro decreto aprobado el viernes en Consejo de Ministros. «¿Creen que algún empresario despide por capricho?», se cuestiona. En este sentido, recordó que para recurrir a este despido «tiene que haber una causa que lo justifique» y que lo que hace el Gobierno es dar por supuesto que se está produciendo un «abuso».

De acuerdo a las estimaciones que maneja la Creex, el número de expedientes de regulación temporal de empleo que se llevan presentados hasta la fecha en la región representa «menos del 20%» de los que acabarán tramitándose. «Mucho me temo que, de seguir el Gobierno por estos derroteros, nos encontraremos con muchas empresas que se queden en la cuneta y con mucho empleo perdido. Parece que no se quiere ver que si se destruye el tejido productivo luego cuesta mucho recuperar, y que la ruina de las empresas supone dejar en el limbo, sin nada, tanto a empresas como a trabajadores», concluye Peinado.

Entre las medidas que se solicitan desde la Creex con el fin de minimizar el impacto económico de la crisis del covid-19 está la exención de impuestos y cotizaciones —«igual que paran las empresas, que pare el Estado de recaudar», se argumenta—, abrir cauces eficaces de liquidez, «o dejar de tomar medidas unilaterales sin pensar en las consecuencias».