En Alella (Barcelona), los vecinos del barrio de Can Comulada se preparan para iniciar una nueva ronda: equipados con un móvil, una linterna y un chaleco reflectante, salen en grupos a vigilar que no se cometa ningún delito en su urbanización.

El de este municipio barcelonés es uno de los métodos alternativos que vecinos y consistorios han puesto en marcha en los últimos meses ante la creciente sensación de inseguridad en diversas localidades catalanas, donde también se han reinstaurado serenos o se han creado cuentas de Twitter para denunciar hechos delictivos. Se trata de iniciativas dispares con un mismo objetivo: complementar el trabajo de la policía para apaciguar la alarma.