La presencia de buitres leonados en territorios donde su presencia era antaño testimonial, debido previsiblemente a cambios en la disponiblidad de alimento, ha disparado en los últimos años la siniestralidad aérea por colisiones. El impacto a gran velocidad contra un ave de las dimensiones de un buitre, con más de dos metros de envergadura y unos 10 kilos de peso, puede ocasionar graves desperfectos especialmente en el caso de avionetas y ultraligeros, en ocasiones hasta provocarles una fatal caída, pero también vistosas abolladuras en el reforzado casco de los aviones comerciales.

Desde principios de año, en una situación sin precedentes, 10 personas han muerto en España de resultas de tres accidentes de este tipo en el sureste de Madrid, las proximidades de Cuenca y la localidad navarra de Arbizu. En todos los casos se trató de buitres que impactaron con avionetas -dos en el ala y otro en un lugar no precisado del aparato- cuando se encontraban en pleno vuelo, por encima de los 500 metros de altura.

Aunque sin daños personales, el problema se extiende a las aeronaves de grandes dimensiones. En los alrededores del aeropuerto de Madrid-Barajas, por ejemplo, se documentaron entre los años 2006 y 2015 al menos 25 impactos de grandes rapaces planeadoras, según el recuento de Antoni Margalida, investigador de la Universitat de Lleida (UdL) y especialista en aves necrófagas. Las colisiones se produjeron durante las maniobras de despegue o aterrizaje. "También se ha observado un incremento progresivo anual del número total de avistamientos comunicados por los pilotos", añade. Margalida ha publicado una carta en la revista 'Nature' en la que advierte del aumento de la siniestralidad con buitres y pide a las admnistraciones que aborden el problema.

Un impresionante suceso de este tipo ocurrió el 13 de mayo del 2012, cuando un buitre que volaba a unos dos kilómetros de altura chocó contra el morro de un avión con 151 pasajeros que acababa de despegar con destino a Puerto Rico,. El impacto afectó a los sistemas de navegación y radar del aparato, por lo que la tripulación solicitó permiso para regresar a Barajas. "Por pequeños que sean, los impactos tienen un coste importante porque obligan a una revisión especial del avión. Y un avión en tierra supone una pérdida de dinero", recuerda Margalida. La siniestralidad es más que notable si se tiene en cuenta que en los últimos 80 años se han registrado a escala global 70 muertos en 21 accidentes con buitres. "La situación en España resulta única a nivel mundial, por lo que se requiere un compromiso urgente de las autoridades competentes", advierte. Las naves peor paradas son las avionetas. "Diez kilos le hacen un bollo a un avión comercial, pero a una avioneta le causan daños estructurales graves", explica Iñaqui Ulibarri, instructor de vuelo en el aeródromo de Ocaña y especialista en planeadores sin motor.

Largos desplazamientos

"Algo ha cambiado en los últimos años en España en cuanto a la probabilidad de colisión de grandes rapaces con aviones -dice Margalida-, lo que requiere una evaluación científica detallada y la adopción de medidas de gestión del riesgo. En su opinión, el reciente aumento de la siniestralidad no responde a un aumento del número de buitres o de las operaciones aéreas. Es cierto que España alberga el 95% de los buitres europeos, con al menos 50.000 parejas de buitre leonado (Gyps fulvus), "pero el gran aumento se produjo en la década anterior". Según Margalida, la hipótesis más verosímil es que los buitres han cambiado su comportamiento desde que en el 2006 se cambió la normativa sanitaria a raíz de la crisis de las vacas locas y se prohibió el abandono de despojos de animales en los llamados muladares. "Ello ha modificado la disponibilidad de recursos tróficos -expone Margalida-. La disponibilidad de comida se redujo en más de un 80%".

Los buitres son grandes viajeros, con desplazamientos diarios que pueden superar los 100 kilómetros, por lo que es muy fácil avistarlos lejos de sus puntos de cría. En el caso de los accidentes de Barajas, Margalida explica que son ejemplares del Sistema Central que avanzan hacia el sur en busca de comida, incluyendo vertederos.

"Estas alteraciones podrían haber ejercido una modificación en los patrones de uso del espacio por parte de los buitres -prosigue- y un impacto respecto a la planificación de ubicación de infraestructuras y establecimiento de corredores de tráfico aéreo" acometidos antes del 2006. Aunque las restricciones se han suavizado desde el 2011, "aún no se ha conseguido restablecer la situación anterior". "Los buitres continúan realizando movimientos en busca de áreas de alimentación tan diversas como vertederos o fincas con conejos. Si estos enclaves de alimentación se localizan en áreas de tránsito de aeronaves a baja altura, el riesgo de colisión es elevado".