´LA FLOR DEL MAL´

DIRECTOR: Peter Kosminsky. INTERPRETES: Michelle Pfeiffer, Alison Lohman. PAIS: EEUU. AÑO: 2002 SALAS: Cáceres y Badajoz

La flor del mal es una película extraña. Se descompensa en muchos momentos, producto del relato itinerante que lleva a una de sus dos protagonistas a vivir en varias casas de acogida cuando su madre es encarcelada por el asesinato de su amante.

Pasa también de un cierto histerismo a una admirable sobriedad. Se abre como un melodrama sobre las conflictivas relaciones entre Astrid y su madre, una fotógrafa llamada Ingrid. Toca la fibra del drama carcelario y plantea un recorrido visual y anímico por diferentes capas sociales de la vida estadounidense.

Hay muchas cosas en la película. Algunos personajes no tienen tiempo ni espacio para consolidarse, como la actriz dubitativa (Renee Zellweger) y la excocainómana que ahora abraza la fe en Jesucristo (Robin Wright Penn). Pero aun así, La flor del mal resulta una película interesante, notable en algunos pasajes y de un tono global nada despreciable. Porque su tema no se ciñe a la diferencia generacional o a la desestructuración familiar, sino que procura una sombría reflexión sobre el exceso de autoestima, la belleza como forma de aislarse del mundo y el hecho de creerse superior para ser así más fuerte ante las agresiones.

Eso es lo que Ingrid (Michelle Pfeiffer), le inculca a su hija Astrid (Alison Lohman) antes de entrar en la cárcel y desde ella, en las visitas que la joven realiza al penal. Ingrid le dice a Astrid que son fuertes como las vikingas: una se pudre entre rejas y la otra intenta eliminar el peso destructivo de su progenitora. De eso trata La flor del mal , una cinta esquiva para el actual melodrama hollywoodiense.