La actitud racista en un campo de fútbol no solo conlleva una sanción económica si procede, sino que también puede acabar con una sentencia penal condenatoria, como es el caso de un jugador de un equipo de la Zona Franca de Barcelona que menospreció e insultó a un contrincante y después agredió a dos de hermanas de la víctima que salieron en su ayuda. Su confesión y aceptación de las imputaciones le ha permitido una disminución de la condena por un delito de odio y discriminación. La Audiencia de Barcelona le ha impuesto seis meses de prisión, inhabilitación en el ámbito deportivo y de ocio por un plazo de seis años y el desembolso de cuatro multas, así como el pago de una indemnización.

Negro de mierda, hijo de puta, pelo estropajo. Esa serie de insultos le lanzó el acusado, que militaba en un club de fútbol de la Zona Franca, a un contrincante del equipo de la Montayesa, durante un partido que se celebró el 5 de noviembre del 2016 en el campo de La Bàscula, en la calle Fuego de la capital catalana. La sentencia dictada por la Sección Novena relata que el imputado increpó al jugador, que entonces tenía 17 años, con el ánimo de dañar la dignidad y la integridad corporal ajena de sus sentimientos racistas,

Pero los insultos no se quedaron en el campo. Continuaron fuera. Al acabar el partido, el acusado, junto con otras 20 o 30 personas de identidad desconocida y armados con piedras y barras de hierro esperó a que saliera del recinto la víctima con la voluntad de agredirlo. Dos hermanas del joven se dieron cuenta de la situación y fueron en su defensa. Recibieron golpes y empujones, pero consiguieron esconder al muchacho dentro de un coche. El turismo fue rodeado por la masa de gente que empezó a gritar: o sacáis el negro del coche o lo reviento. El acusado, según la sentencia, no solo participó en el asedio, sino que tiró tres piedras que causaron desperfectos en los vehículos de las dos hermanas.

DAÑOS Y LESIONES

Como consecuencia de las agresiones perpetradas por el acusado y sus desconocidos acompañantes, subraya el tribunal, las dos mujeres sufrieron daños y lesiones. Una de ellas tuvo que llevar un collarín cervical y guardar reposo y la otra padeció una dorsalgia (dolor en la espalda) y se le prescribió medicación.

El tribunal, ante la conformidad del acusado y su reconocimiento de los hechos imputados y de sus circunstancias, ha procedido a dictar sentencia de conformidad con la calificación del fiscal, que modificó al inicio del juicio sus conclusiones. De esta manera, los magistrados condenan al imputado por un delito de discriminación por motivos racistas en concurso con otro de menoscabo de la integridad moral, así como por un delito continuado de daño, otro leve de lesiones y un último de maltrato de obra.