La sonrisa provocadora detrás del poblado bigote. El inusitado sentido del humor. La elegante timidez. Su hablar dubitativo. Su propensión al diálogo. El humo de sus incontables cigarrillos. El cine y la música. La música y el cine. Y el convencimiento de que la filosofía tiene que estar vinculada a la vida y a la época que nos ha tocado vivir. La constatación de que Eugenio Trías, creador de la filosofía del límite, ha sido el único pensador en lengua castellana que ha recibido el Premio Nietzsche, el Nobel de la Filosofía.

A los cinco años de la muerte del filósofo, un acto en el CCCB recordará este sábado su figura, coincidiendo también con la aparición del libro ‘La funesta manía de pensar’, una selección de sus artículos periodísticos (Galaxia Gutenberg). Quienes lo adquieran tendrán también como regalo un volumen a modo bonus track , ‘Sobre Eugenio Trías’ en el que unos 40 amigos componen las distintas facetas de un retrato cambiante. Entre los autores se encuentran, entre otros, Rosa Regàs, Román Gubern, Gonzalo Suárez, Victoria Camps, Jorge Herralde, Beatriz de Moura, Cristina Fernández Cubas, Félix de Azúa, Jordi Llovet, Fernando Savater, Rafael Argullol, Victoria Combalía y finalmente, su hijo, el editor David Trías.

Amigo de sus amigos

La viuda del autor, Elena Rojas, que junto a David Trías, es la impulsora de este volumen que no suple la falta, por el momento, de una biografía del autor, pero aspira a convertirse en el germen de un documental. “Porque -según ella- todos los puntos de vista de sus amigos son distintos y verdaderos y todos conforman un Eugenio real”.

‘La funesta manía de pensar’ reúne unos 60 artículos, compilados por el periodista y antiguo alumno de Trías, Francesc Arroyo, que recoge uno de los últimos deseos editoriales del filósofo que solo pudo dejar seleccionado el socarrón título. “El creía que la filosofía tenía un objeto propio y lo dijo elaborando un aparato conceptual que diera cuenta del mundo y luego se propuso dar cuenta del mundo”, dice Arroyo que de una manera más llana explica que su pensamiento desarrolla la idea de que “la humanidad se ha estrellado contra algo y queremos vencerlo”. Naturalmente, los artículos tienen un carácter periodístico, un aspecto que atravesó casi toda su vida profesional. Pero para Arroyo, lejos de ser textos de batalla, son indisociables de su quehacer como pensador.

Los nacionalismos

El arte, el cine y la música (a los que dedicó tantas reflexiones) están presentes en el libro, así como su pensamiento político muy preocupado por la convivencia en el que ya se atisbaban los actuales enfrentamientos respecto al soberanismo en Catalunya. “Hay que tener mucho cuidado con los nacionalismos porque son insaciables, siempre quieren más", escribió hace casi diez años.

En el 2008, cuando le diagnosticaron el segundo tumor cancerígeno, escribió un artículo que ahora cierra 'La funesta manía de pensar'. Se titula 'El gran viaje' y lejos de ser un texto lloriqueante por el propio final que veía próximo sigue sus habituales postulados reflexivos. Él, que se dedicó a analizar los límites en los que nos situamos, pensaba entonces en la muerte como último límite, con una idea de trascendencia que lo vinculaba a sus antiguas inquietudes religiosas: “Quizá sea eso la muerte: el inicio del más arriesgado, inquietante y sorprendente de todos los viajes”.