Subida en una silla de uno de los salones del hotel Rey Fernando II de Aragón, de Zaragoza, para que todos la oyeran, la oncóloga Cristina Saura resumió en apenas cinco minutos lo esencial de una complicada investigación sobre los receptores hormonales que desencadenan el cáncer de mama y sus posibles metástasis. La explicación breve pero imprescindible, ofrecida hace un par de domingos, se completó con el anuncio de que los “30.000 euros” que el auditorio que la atendía en silencio acababa de ofrecer al instituto de oncología del Hospital del Vall d’Hebron (VHIO) de Barcelona contribuirían a perfeccionar el conocimiento sobre lo que ocurre en la formación de esas metástasis en los diferentes momentos del proceso tumoral.

Las 200 personas que la escuchaban habían caminado, al igual que la doctora Saura, los 7,5 kilómetros que separan el citado hotel del paraje conocido como La Fuente de los Incrédulos, una marcha anual que repiten desde el 2011, a la que sus promotoras han denominado El Paseíco de la Mama. El VHIO ha recibido en total unos 130.000 euros gracias a estas caminatas.

Los médicos del VHIO nunca faltan. “Voy yo misma a Zaragoza, o alguien del servicio de oncología del Vall d’Hebron -relata Cristina Saura-. Allí, en cinco minutos, les explicamos lo fundamental del proyecto al que destinaremos el dinero que nos ofrecen. Ellos quieren saber qué hacemos con sus donaciones y nosotros consideramos muy importante que tengan esa información”.

APORTACIONES DECISIVAS

En los últimos seis años, el VHIO ha recibido unos 200.000 euros gracias al micromecenazgo proporcionado por expacientes curados o fallecidos, enfermos en tratamiento, familiares o amigos de alguien a quien ha rozado el cáncer. “Llegan al hospital y nos dicen: Tengo 3.000 euros, u 8.000, o 10.000: haced con ellos lo que creáis conveniente -describe la oncóloga-. Después son informados del destino que damos a su donación”, explica.

Con esas pequeñas pero enormes aportaciones, el VHIO ha iniciadouna decena de proyectos de investigación sobre el cáncer de mama y los ha desarrollado en su fase preliminar, lo que les ha facilitado obtener después, desde entidades o fundaciones privadas de envergadura, la financiación necesaria para completar los estudios. “El beneficio de estas donaciones personales no es solo simbólico, es realmente efectivo y en algunos casos ha sido suficiente para realizar pequeños estudios: para ver el funcionamiento de una proteína pueden ser suficientes 15.000 euros”, asegura Saura.

TRADICIÓN EN EEUU

Las iniciativas individuales dirigidas a contribuir al estudio del cáncer, muy antiguas en Estados Unidos, van adquiriendo una apreciable tradición en algunos hospitales españoles. El VHIO, junto con el Hospital de Sant Pau de Barcelona y el infantil de Sant Joan de Déu de Esplugues, son los que cuentan en Cataluña con más recorrido en la práctica de llamar a todo tipo de puertas en busca del dinero necesario para una investigación oncológica, o de otro tipo, aspecto que no forma parte de las prioridades en las partidas públicas que financian la atención sanitaria, y menos aún en época de crisis económica. “El sistema sanitario tiene dificultades para cumplir con los objetivos más básicos de la asistencia -afirma la oncóloga-. Nosotros trabajamos en un hospital público y todos, también los pacientes, somos conscientes de que los recursos son muy limitados. La investigación no debería sufrir recortes, pero es lo primero que se recorta”.

En estas circunstancias, sintetiza la especialista, las aportaciones individuales son un pilar que están decididos a fomentar. “De la misma forma que hay personas que nos permiten hacer biopsias con sus órganos para que investiguemos con ellos, las hay que nos ofrecen dinero para que estudiemos los tumores”, prosigue Saura, que coordina el grupo de investigación sobre cáncer de mama en el VHIO.

Hace pocos días -otro ejemplo-, la fundación VHIO recibió 3.300 euros de una paciente de cáncer de mama de Banyeres del Penedès. Los había reunido organizando una “Master Class de Zumba”, explican. “Fuimos a Banyeres a explicar en qué invertiríamos esa cantidad y nos encontramos con que el ayuntamiento de la localidad ha decidido dar continuidad a la iniciativa. En el 2017 nos volveremos a ver”, dice Saura, contenta.

En Montcada i Reixach han organiado otra carrera con la misma finalidad y la Colla de Geganters y Grallers La Força, de Sant Pere de Vilamajor (Vallès Oriental) ha citado a los médicos del VHIO para que acudan el próximo 20 de noviembre a la Avenida Maria Cristina de Barcelona, para entregarles el dinero que han recaudado desde que hace año y medio detectaran un cáncer de mama a una de sus 'gegantas', Mercè. “Serán bastantes euros, porque hace mucho tiempo que van recaudando -destaca la oncóloga-. Quieren ayudar a las mujeres que sufren lo mismo que Mercè”.

En ocasiones, la donación llega en forma de legado de pacientes que fallecen a causa del cáncer sobre el que, aun así, quieren que se investigue. No siempre son cantos a la vida reiniciada, aseguran. La frase “Yo no me quiero morir: investiga sobre esto que tengo”, la escuchan con frecuencia.

BAJA LA MORTALIDAD, SUBE LA INCIDENCIA

El cáncer de mama, enfermedad que hoy tiene su día mundial, mantiene una incidencia en constante crecimiento entre las mujeres de occidente y es la primera causa de muerte debida al cáncer. El perfeccionamiento de los tratamientos y la detección precoz que se consigue con los programas de control de las mujeres en las edades de máximo riesgo, han logrado que la tasa de mortalidad disminuya cada año un 2,6%, informa la Conselleria de Salut.

El programa de cribado del cáncer de mama, dirigido a las mujeres de 50 a 69 años, acoge cada año a 272.000 mujeres en Cataluña, a las que se les ofrece acceder a una mamografía. Gracias a este control, en el 2015 fueron detectados 1.148 cánceres de mama en fase incipiente.