Desencanto y decepción. La actuación de Concha Márquez Piquer, el pasado viernes en el Gran Teatro, dejó boquiabiertos a los fans --la mayoría por encima de los 60-- que acudieron a disfrutar de sus canciones. Y no fue precisamente por su brillantez. La artista cumplió el trámite y se marchó tras completar... 60 minutos de actuación. No está mal, teniendo en cuenta que los sufridos espectadores tuvieron que pagar 12 y 10 euros por sus entradas. Ni siquiera se despidió del público y, ni mucho menos, regaló a sus fieles ninguna canción extra. Vamos, eso y menos, es lo mismo.

El despropósito de la Piquer tuvo momentos para el recuerdo. Además de citar su extenso currículo en teatros de todo el mundo, hizo referencia "a las perdices tan ricas que se había comido en Zaragoza", durante su estancia en Cáceres. El espectáculo continuó con un fallido pregrabado compartido con su difunta madre y que tuvo que interrumpir, ante el asombro general del público, con el alcalde cacereño en primera fila. La Piquer tenía prisa por cenar perdices mañas en El Figón.