Competición, aventura, amor a la naturaleza, compañerismo... La orientación es una atractiva e interesante actividad al aire libre que temporada a temporada, día a día, sigue ganando adeptos en Extremadura. En ocasiones va más allá de la mera práctica deportiva, pues permite a los que la practican, al menos en sus inicios, experimentar la sensación de enfrentarse en solitario a la inmensidad de la dehesa extremeña y salir victoriosos.

"Estoy nervioso, es la primera vez que voy a competir", confesaba un niño de no más de diez años durante la tercera prueba de la liga extremeña de orientación, que se disputó en Montánchez, en un circuito mixto que incluía las calles de la localidad cacereña y sus alrededores.

Su nerviosismo era comprensible, pues era la primera vez que se enfrentaba en solitario a un recorrido totalmente desconocido hasta un minuto antes de la salida. En las dos jornadas anteriores, en Salvatierra de Santiago y en Barcarrota, había participado en las jornadas de enseñanza, realizando los recorridos junto a sus compañeros y un monitor que les introducía en este deporte enseñándoles, principalmente, a leer el mapa, la herramienta clave de la orientación, que generalmente están realizados específicamente para este deporte.

La otra herramienta de la orientación es la brújula, aunque su uso entre los novatos es más bien limitado, usándose mucho más entre los expertos de la orientación, cuyos recorridos, más largos y complejos, sí requieren del uso de este utensilio. En las jornadas de enseñanza los monitores se esforzaron por enseñar a los niños --y no tan niños, pues algunos adultos también asisten a esas jornadas para empezar después a competir-- a orientar el mapa sin necesidad de utilizar la brújula. "Para ello es muy importante observar bien el entorno, fijándose especialmente en los detalles, que vienen marcados en el mapa y son los que nos permiten después orientarnos", explica un técnico de la federación.

La orientación, una modalidad deportiva que empezó a practicarse en Noruega a finales del siglo XIX y que llegó a España a mediados del siglo pasado de la mano del ejército, permite, además de realizár la actividad física, disfrutar de paisajes de gran belleza. Ejemplo de ello son las tres citas que ya se han celebrado de la liga extremeña de orientación: Salvatierra de Santiago, Barcarrota y Montánchez. Los distintos recorridos se pueden hacer de dos formas: con el objetivo de ganar, el fin último de toda competición, o con el deseo de disfrutar, algo que está enganchando a mucha gente. Todo ello, desde el mayor respeto a la naturaleza. "Nos caracterizamos por respetar el entorno", reitera una y otra vez José Luis Vega, presidente de la Federación Extremeña de Orientación, a todos los que la practican, que son como una gran familia.