La multitudinaria peregrinación de fieles musulmanes a La Meca (el "hach") celebra hoy entre ritos y oraciones su día central, que este año está marcado por la Primavera Árabe y la crisis entre Arabia Saudí e Irán. Se trata del primer "hach" tras el estallido de las revoluciones que han transformado el panorama político en Egipto, Túnez y Libia, y que todavía son objeto de la represión de las autoridades en Siria, Baréin o Yemen. Hasta el momento los llamamientos a la calma y a la introspección de las autoridades saudíes parecen haber sido escuchadas por los peregrinos, que celebran sin incidencias el "hach" que todo musulmán debe cumplir al menos una vez en la vida, y uno de los cinco pilares del islam. El recién nombrado príncipe heredero de Arabia Saudí, Nayef bin Abdelaziz, que también es ministro del Interior, pidió a todos los fieles que olviden las cuestiones políticas y se centren solo en la dimensión religiosa del acontecimiento.

"Confiamos en los fieles de la Casa de Dios (la Gran Mezquita de La Meca). Su visita para cumplir con este sagrado mandamiento les obliga a olvidar esos temas", destacó en una rueda de prensa esta semana. En alusión a los levantamientos en los estados vecinos, el príncipe Nayef manifestó que "lo que acontece en algunos países hermanos (árabes) es un asunto interno". Sobre Arabia Saudí, que ha vivido esporádicamente protestas, indicó: "La realidad ha confirmado la comunión que existe entre el pueblo y el Gobierno saudíes". De esas protestas que varias ocasiones han acabado en disturbios, por parte de la minoría chií en el este del país, las autoridades siempre han acusado tácitamente a Irán. Como sucede con frecuencia por el "hach", clérigos chiíes iraníes han convocado manifestaciones multitudinarias en la zona, aunque el Gobierno saudí ha advertido de que está preparado para afrontar cualquier eventualidad.

El ministro saudí del Interior, que también preside la Comisión Suprema de la Peregrinación, confió en su rueda de prensa de esta semana en que "nada suceda durante la peregrinación". "No podemos adivinar el futuro, pero estamos preparados para todo", advirtió. No es la primera que autoridades religiosas iraníes instan a celebrar manifestaciones durante la peregrinación, ya que llamamientos similares ocurrieron en los años 2006 y 2009. En 1987, La Meca fue escenario de los peores disturbios entre policías y fieles chiíes, con la muerte de 400 agentes del orden y peregrinos, entre ellos un total de 275 iraníes. Este año, el "hach" viene precedido por la tensión creada por el anuncio de Estados Unidos de la desarticulación de un supuesto complot, organizado desde Irán, para asesinar al embajador saudí en Washington. El príncipe Nayef negó que las medidas de seguridad estén vinculadas con esa crisis y sostuvo que "los iraníes siempre han reiterado su respeto por la peregrinación".

El Ministerio saudí de Asuntos Islámicos ha lanzado una campaña en redes sociales para concienciar a los peregrinos sobre la necesidad de respetar los santos lugares y de no violarlos con consignas políticas o manifestaciones que hagan perder el significado a la peregrinación. "Es una herejía utilizar la peregrinación con objetivos políticos y no hay ninguna evidencia de que esto sucediera en la historia del islam", señaló el titular de ese ministerio, Abdel Menem al Meshuh. Las fuerzas de seguridad saudíes han revelado que hay 63.000 efectivos disponibles, entre ellos 16 unidades especializadas en el control de aglomeraciones y 150 especialistas en la desactivación de explosivos. En la jornada de hoy se espera el sermón del muftí de Arabia Saudí, uno de los momentos claves de la peregrinación, en la que los peregrinos deberán completar el camino entre La Meca y el monte Arafat, donde Mahoma dio su último sermón.

En la colina Arafat, de granito y unos 70 metros de altura, los creyentes purifican sus pecados y cumplen con uno de los rituales más importantes. Vestidos con el "ihram", un traje de dos piezas de tela blanca sin costuras, los peregrinos recitan constantemente frases de alabanza a Dios, entre las que domina "Labbaik Allahumma Labbaik" (Heme aquí, oh Señor). Tras la puesta del sol, los fieles se desplazarán a la localidad vecina de Muzdalifa, donde mañana cumplirán con el ritual de lanzamiento de guijarros para lapidar tres columnas que simbolizan las tentaciones del diablo, y después se dirigirán a la "Kaaba" en La Meca para dar siete vueltas su alrededor.