El matador extremeño Miguel Angel Perera sufrió ayer una grave cogida en la plaza de toros de Ciudad Real mientras toreaba a su segundo astado.

Perera compartía terna con Rivera Ordóñez y Cayetano. El primero cortó una oreja y en el segundo recibió pitos. Su hermano fue saludado tras matar al primero y logró dos apéndices en el segundo.

El diestro de Puebla del Prior había realizado una primera faena brillante al segundo de la tarde, de la ganadería de La Palmosilla un toro con clase al que condujo con mando, ajuste y temple, y por la que había sido premiado con dos orejas.

Perera, según el portal taurino Mundotoro.com , realizó una completa y compacta faena. Citó muy quieto por chicuelinas el extremeño antes de comenzar a pies juntos rematando por bajo para a continuación firmar series muy notables y templadas al natural. Luego volvió a derechas en redondo para meterse en cercanías con mucha seguridad y exprimiendo al toro, más quedado entonces

DIFICULTAD PARA RESPIRAR En su segundo resultó arrollado por el desorden ocasionado en el ruedo al derribar el toro al caballo de su picador, tras lo cual se dirigió al torero entre capotes y confusión llevándoselo por delante y dejando al extremeño conmocionado. Se levantó con dificultades para respirar y le trasladaron a la enfermería muy dolorido y quejándose Perera de forma ostensible de un hombro.

Perera fue atendido en la enfermería de una herida de tres centímetros en la región supralumbar derecha, con trayectoria ascendente superficial de cuatro centímetros. Según el parte médico era posible que sufriera una fractura costal, y traumatismo en pie derecho. El matador pasó al Hospital General de Ciudad Real para su estudio radiológico. El pronóstico, añade el parte, es grave.

SERIES LARGAS Rivera Ordóñez tuvo una tarde anodina. Lo mejor de su actuación fue en el toro que abrió plaza, al que cuajó una faena correcta sin más, premiada con una oreja. Con el cuarto anduvo vulgar y desganado. Cayetano, señala la crónica de Mundotoro.com completó una faena aseada y correcta por ambos pitones al tercero pero falló con la espada, levantándole además el toro el puntillero lo que le pudo privar de cortar una oreja.

Con un noble sexto se pudo explayar el torero en series largas, encajadas y templadas sobre todo al natural, bien rematadas atrás y por abajo, lo que le valió para pasear dos orejas.