El diestro Miguel Angel Perera, herido "muy grave" el pasado domingo en Las Ventas en Madrid, fue operado ayer por tercera vez en el Hospital Virgen del Mar de la capital, tras un empeoramiento de su estado de salud provocado por causas que se conocerán hoy con los resultados del cultivo que se le ha practicado. Aunque no está claro cuál ha sido el origen de este empeoramiento, los médicos sí descartaron una posible nueva infección de la herida.

Esta intervención la realizó el equipo médico que dirige el doctor Luis Reparaz Asensio, especialista vascular que ya operó a Perera en la madrugada del domingo, quien volvió a abrir la herida y confirmó ahora que "afortunadamente no hay bolsa de pus. Tiene un hematoma interno muy grande que es lo que le produce los fuertes dolores, pero los motivos de la fiebre y las náuseas aún se desconocen", según fuentes cercanas al diestro.

El extremeño, que en principio iba a ser dado de alta ayer, pasó la noche del miércoles con fiebre, vómitos y malestar general, lo que hizo que los facultativos que le atienden optasen por llevarle al quirófano ayer una vez más, por temor a una más que posible infección en la herida, algo que finalmente no ocurrió, pero que hubiera "complicado mucho la recuperación".

Por este motivo se suspendió también la rueda de prensa convocada para ayer, en la que Perera iba a comparecer ante los medios tras recibir el alta médica.

El diestro de Puebla de Prior (Badajoz) resultó herido por partida doble en Las Ventas, donde actuaba en solitario con seis toros. El primer percance sobrevino cuando entraba a matar al segundo astado de la tarde, sufriendo "una cornada en la zona escrotal con evisceración de un testículo", aunque después de ser atendido en la enfermería volvió al ruedo para dar cuenta de tres toros más. En la apertura de faena de muleta al quinto llegó la segunda cornada, la más grave. Perera fue cogido en el segundo estatuario a la altura de la ingle derecha y tras unos momentos de tensión, con el torero sangrando abundantemente, volvió a la cara del toro con un torniquete, desoyendo todas las recomendaciones de su gente.