El diestro Miguel Angel Perera, herido grave en una cogida en la plaza de toros de Burgos, volvió a pasar ayer por el quirófano a causa de una complicación en la herida, un "pequeño sangrado", según fuentes médicas.

"Más que una operación, lo que se le ha practicado ha sido una revisión", informó el doctor Juan Manuel Aguado, cirujano jefe de la plaza de toros de Burgos, que operó el lunes a Perera inmediatamente después del percance.

Aguado inspeccionó la herida en la mañana de ayer y percibió "un pequeño sangrado, que sin ser signo de nada alarmante, aconsejaba una nueva revisión en quirófano, pues la lógica hipotensión de ayer podía haber dejado algunas venas cerradas, que al incorporarse hoy (por ayer) el torero se le abrieron, haciéndole sangrar. Pero está todo controlado", precisó el cirujano.

"Hemos completado la hemostasia, que consiste en cohibir la hemorragia que había producido una vena colapsada que ayer no sangraba porque el torero entró en la enfermería con la tensión muy baja", insistió el médico.

Perera permaneció en el quirófano alrededor de una hora en manos del doctor Aguado y su equipo, entre los que figuraba también un cirujano cardiovascular, como es habitual en este tipo de intervenciones. La operación, que duró alrededor de una hora, se llevó a cabo bajo anestesia general, y el facultativo previó que "después de un par de horas en reanimación" el diestro pasara a una habitación de planta.

Perera resultó herido por el tercer toro de la tarde durante la faena de muleta. El parte médico inicial señalaba "herida por asta de toro en cara posterior del tercio inferior del muslo izquierdo: Herida inciso-contusa con trayectoria anterior de aproximadamente 12 centímetros que produce desgarro muscular, rotura de venas colaterales y contusión del nervio ciático".

El diestro pasó la noche sin fiebre "y con las molestias lógicas en estos casos". El médico no quiso dar todavía plazos para la recuperación y vuelta a los ruedos de Perera.