Dominique Molard, periodista francés de la cadena de televisión alemana ARD, quería contar de cerca el fenómeno de la inmigración ilegal, así que se embarcó en un cayuco, pero en lugar de llegar a Canarias, acabó hospitalizado en Marruecos. El reportero, por lo menos, tuvo más suerte que varios de sus 70 acompañantes. El naufragio de la embarcación, ocurrido el pasado sábado frente a las costas del Sáhara Occidental, causó un número por ahora indeterminado de muertos.

El cayuco había partido un día antes, el viernes, de las costas de Mauritania, cerca de Nuadibú, una ciudad situada al norte del país africano. Sus pasajeros, de origen subsahariano, pretendían llegar a las costas canarias, según explicaron a Efe familiares del periodista francés, quien ayer se encontraba en un hospital.

De no ser por la presencia del reportero Molard, es muy probable que la tragedia hubiera sido de proporciones todavía mayores. Fue él quien, tras el naufragio, echó mano de su teléfono por satélite y logró contactar con un barco ruso que transitaba por aguas cercanas al lugar del suceso. Esta embarcación alertó a la marina real de Marruecos.