Los familiares de Eluana Englaro, una italiana de 37 años que está en coma desde 1992 por un accidente de tráfico, podrán al fin interrumpir su alimentación artificial. El Supremo italiano levantó ayer el último obstáculo jurídico para que la mujer deje de ser mantenida con vida de forma no natural, medida que los padres reclamaban desde hace años. En Italia, su caso ha sido el caballo de batalla entre los partidarios del derecho a morir y la Iglesia.

En julio, el Tribunal de Apelación de Milán ya autorizó el cese de la alimentación, pero la fiscalía de esa ciudad interpuso un recurso y consiguió que parar la medida. El padre de Eluana, Beppino Englaro, ha mostrado su satisfacción por el fallo de Supremo. "Confirma que vivimos en un Estado de derecho", declaró ayer. No obstante, esta decisión se ha encontrado con la feroz oposición de la Iglesia católica, que ha convertido el caso en un símbolo de su lucha contra la eutanasia porque cree que la interrupción de la alimentación equivale al asesinato.

Precisamente, el cardenal Javier Lozano Barragan, presidente del Consejo Pontificio para la Salud, ha utilizado la palabra asesinato para calificar la interrupción de la alimentación. Las monjas que trabajan en el hospital donde Eluana está ingresada también han afirmado que se oponen a esa medida. A esa postura se ha sumado el Pueblo de la Libertad (PDL), el partido del primer ministro italiano, Silvio Berlusconi. Isabella Bertolini, diputada del PDL sentenció que ese dictamen "marca la entrada en vigor de la eutanasia" en Italia.

Los antecedentes demuestran que la posturas son irreconciliables.