El suceso amargó las navidades a la reina Isabel II. Uno de sus perros favoritos tuvo que ser sacrificado, el 22 de diciembre, tras ser atacado por un bull terrier de su hija, la princesa Ana. En un principio, todas las evidencias apuntaban a que el agresor había sido Dotty. Pero según revela el diario Daily Mail, el animal tenía coartada: uno de los empleados reales asegura que el bull terrier acusado no estaba en el momento de los hechos.

Dotty fue hace un año acusado de morder a dos niños, por lo que el juez impuso una multa de 750 euros a la princesa, y avisó de que si el animal volvía a atacar, nadie la salvaría de la pena capital. Pero el perro agresor no fue Dotty, sino otro de la misma raza llamado Florence.