La cumbre del clima de Copenhague es un caos dentro de la sala de negociaciones, pero también fuera. Ayer, miles de personas de asociaciones, empresas, sindicatos y oenegés no pudieron entrar en el Bella Center --el palacio de Congresos que acoge las conferencias-- porque este alcanzó su aforo a las primeras de cambio.

El Bella Center fue escogido para acoger la cumbre por sus grandes dimensiones, pero a la hora de la verdad ha sido totalmente insuficiente ante la marabunta humana. Los presentes soportaron en fila india una temperatura de cero grados, pero lo peor de todo es que muchos supieron que no podrían entrar tras cuatro horas de espera. Ayer solo pudieron acceder con relativa facilidad los asistentes que ya lo hicieron durante la semana anterior.

En el Bella Center caben 15.000 personas, aunque para la cumbre se ha aumentado el aforo hasta 20.000. El problema es que, previendo que no todos los asistentes acudirían de forma simultánea, se aceptó la inscripción de 45.000. Se trata de una cifra sin parangón, pero quizá se podía haber previsto dada la importancia de la cumbre. En Poznan (Polonia), la última de las grandes conferencias, acudieron 10.000 personas. En la mítica de Río (1992), 17.000.

"Si se mantienen en la cola, en tres horas es posible que puedan entrar", afirmaba la megafonía del Bella Center. Se dirigía a los primeros de la fila, todos llegados cuatro horas antes. "Ustedes tienen seis horas de espera", decía a los que estaban en la parte trasera. Al parecer, un problema informático en la unidad de acreditación, donde los asistentes cogen sus permisos para entrar, contribuyó aún más al caos.

Los meses y semanas anteriores a la conferencia, 45.000 personas pidieron una acreditación y recibieron el visto bueno. Hay en total 11.500 delegados nacionales, 7.500 miembros de la organización, 3.500 periodistas y 23.000 observadores. Se calcula que otras 20.000 personas se han desplazado a Copenhague sin tener la acreditación previa, aunque muchas para participar en actos paralelos.